El libro con vida propia despliega sus páginas, abriendo aquellas que desea mostrar. Muchos han muerto o han enloquecido por su mera visión... ¿Te atreves? ¿Crees que merece la pena? Muchos poderes otorgan las palabras, pero también maldiciones. Avisado quedas... Las Crónicas del Daemon jamás han dejado indiferentes...
Xeniam Akran - El Segador - Hijo del Ejecutor
De entre las amenazas latentes para el Resurgir Daemon, pocos elementos aparte de los odiados Aurem hay peores que el Ejecutor, y todo lo que de él sobrevive. Por supuesto, su propio vástago es el más perjudicial y nocivo para nosotros. Quizá, tanto como él mismo, si no conseguimos asesinarlo del todo antes.
Por supuesto, no es tarea fácil. Por empezar, donde el padre era una criatura construida mediante ciencia, el hijo ha sido formado por magia y ciencia. Lo que nuestros vivisectores descubrieron en la dulce época en la que fue una amenaza suprimida era especialmente revelador...
El cuerpo del Segador, alimentado y formado por magia, no requiere de más que de su propia magia interna, alimentada por sí mismo. Carece de tracto digestivo, órganos excretores... No tiene demasiada diferencia con respecto a su progenitor, salvo que este había sido construido mecánicamente; el Segador sigue un proceso más refinado. Hermoso, podríamos decir, siendo los maestros absolutos del despiece y la mutilación, resultó una experiencia muy fructífera desmontarlo y volverlo a montar numerosas veces... En vida, por supuesto. De otro modo no sería divertido.
Mediante esta continua experimentación, descubrimos que, a diferencia del Ejecutor, el potencial como catalizador de energías externas del Xeniam es prácticamente infinito. No tenemos demasiado claro para qué querría ese mil veces maldito hacer que su hijo pudiera conducir energía, pero fue divertido arrojar rayos a su cuerpo y ver cómo se expandían por todas partes. Recoger sus pedazos era un poco más molesto, aunque por algo existen las Castas Inferiores...
Pero ese delicioso bocado se escapó; el Bestial nos traicionó y ahora está de su parte. Almas fundidas... Parece que el hijo pretende seguir al estúpido de su padre. Ha de decirse que ha resultado ser un error garrafal no asesinarlo desde el primer momento en que llegó al Plano Daemon. Su experiencia en él, a pesar de que gran parte de su cuerpo original le fue arrancado, y la cáscara sobre la que se sostiene lo limita en gran parte, le ha fortalecido espiritual y mentalmente. Como diría en palabras del analizador mental Xhalos: "Lo hemos vuelto tan loco, que ha dado la vuelta. Ahora es más cuerdo que nunca. Le hemos hecho crecer mentalmente todo lo que esa cabecita podría dar de si.". Lo que quiere decir, que ha madurado exponencialmente, aún con su cuerpo medio muerto, ha asesinado a miles de Daemon de toda Casta y aspecto, y ha interrumpido demasiadas Brechas como para ignorarlo.
Lamentablemente, a diferencia del necio del Ejecutor, que disponía de una Brecha siempre abierta a través de la que nos desafiaba... No tenemos forma de asaltarlo en su hogar. Es completamente invisible. Así que deberemos esperar a que corra para salvar las siguientes almas a consumir, para volver a cazarlo. Almas, mm... Formar parte de la Casta de los Escribas siempre ha requerido una constante producción de alimento para nuestros gigantescos cerebros pulsátiles. Antaño, éramos los Cronistas de la Raza... Ahora, si no queremos que nuestras cabezas exploten por el conocimiento que acumulan, debemos escribirlo TODO.
Como, por ejemplo, las formas en las que NO se debe enfrentar al Xeniam, analizadas tras incontables muertes. Es mortal cuerpo a cuerpo, ya que su arma, sea la forma que tenga, entra dentro del plano espiritual; es parte de su alma, luego cualquier armadura básica, biológica o mágica necesita tener refuerzos espirituales. Lo cual indica que cualquier Casta más baja de la Zaeta es inútil contra él, incluso la Casta Súcubo (De hecho, especialmente; esa maldición interminable que le echaron durante su estadía en nuestro Plano lo hace inmune al resto de sus inútiles hechizos). Por otra parte, conjura ese repugnante Fuego Astral, que quema lo que para él es impuro y protege lo sacro. Una forma bonita de decir que a nosotros nos mata, a él no. Dado que sus ojos se mueven por medio espiritual, los disfraces habituales tampoco sirven. El punto a nuestro favor es su cuerpo débil y podrido; cualquier Daemon que lo golpee con fuerza, lo matará. El día en que pierda un combate, morirá. Claro que también hay que evitar bajo todo concepto luchar contra él cuando lleva su capucha puesta, ya que...
La sangre en la que el Escriba redactaba sus conocimientos termina aquí. La sed de almas es demasiado fuerte, a pesar de que es esa información la que amenaza con hacerlo explotar en una muerte agónica y dolorosa. ¿Placer, o muerte...? Los Escribas lo han decidido ya.
Las páginas que versan sobre el Segador son dispersas y caóticas; los Escribas jamás lo han visto en persona, y subestiman mucho su capacidad...
Pues no hay enemigo peor que del que nada se espera,
a pesar de que se le crea,
a aquellos que dicen que si su fuego no te quema,
su odio es tan atroz que no hay mal al que tema.
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