domingo, 26 de septiembre de 2010

Y vuelta a empezar.

No tengo claro cuando pasé de escribir cosillas cada 1-2 semanas a dejarlo completamente de lado. Quizá los exámenes de la Universidad, una época carente de ideas, demasiado calor...

Anoche no podía dormir demasiado pensando en que no me haría mal si en lugar de malgastar el tiempo no haciendo nada, al menos lo hacía escribiendo algo. Así que es hora de volver a comenzar a escribir... Y entre otras cosas, hay algunas ideas a tener en cuenta.


Reflexiones sobre sucesos; Huelgas Generales, Política, e incluso mi visión sobre la Moda. Emplearé este blog para dar mi visión particular, aunque esto no lo vaya a leer prácticamente nadie; todo el mutismo habitual que me reservo para estos asuntos no estará aquí.

"Cartas" a famosos; siempre he escuchado a la gente que se queja porque es incapaz de hacer algo para solucionar este problema o el otro. De forma hipotética, si pudieras transmitir esa inquietud a quien sí que pudiera hacer algo, ¿qué le dirías? Bueno, aquí escribiré esa situación, tengo algunas personas en mente.

La larga Historia que lleva en mi mente años y años... Tengo que ver si puedo sacar a la luz una parte mayor, aunque sea para que se vaya de mi cabeza. Realmente hay momentos donde creo que no es el formato adecuado y que los debe haber mejores, pero dado que la escritura es el único del que puedo sentirme orgulloso... Habrá de ser este.

jueves, 17 de junio de 2010

La Visualización de las Palabras

Era una figura extraña, que no dejaba de moverse, observando su alrededor. Parecía como si siempre estuviese alerta ante enemigos invisibles, o que solo él pudiese ver. No era el ser más alto y más grande que hubiera visto (aunque no hubiera visto demasiados), pero algo a su alrededor irradiaba respeto, o miedo. Su rostro, invisible para todos, cubierto eternamente por una capucha que no se quitaba jamás, ni siquiera para descansar, había sido objeto de numerosos rumores y leyendas. Su armadura, una curiosa pieza, con el aspecto sólido del metal, pero del tacto y la protección de la tela más fina. Su arma... Siempre tan cambiante, ora una espada gigante, ora un par de espadas finas, ora unas garras afiladas... Aquellos que podían sacarle alguna palabra al respecto solo conseguian saber que "se entrenaba". Pero, y ellos se preguntaban: "¿Entrenarse para qué?".
Mucho se contaba sobre aquella criatura que no era humana. Cruelmente llamada "mero experimento", su existencia se debía realmente a ello y no otra cosa, la prueba de que hay caminos que incluso aquellos que rigen el cielo y la tierra son incapaces de ver. Si, su existencia servía para probar que los Dioses no pueden verlo todo, pero, aparte de ello, estaba condenado a una eternidad de repudia y odio irracional. Irracional porque nadie apenas lo conocía; él no estaba dispuesto a ello fácilmente, y ningún humano, enano, o ángel se hubiera atrevido a hacerlo directamente sin ningún buen motivo. Y no solamente por su aspecto, sino precisamente por todo lo demás.
Aunque su aspecto imponía. Mediría cerca de dos metros de altura, no un ser desproporcionado, pero si bastante alto para los humanos e incluso para los Ángeles, que superaba con facilidad el 1.90 de altura. Su pelo, largo hasta los hombros, y enmarañado, en otros tiempos hubiera sido blanco o plateado, pero ahora parecía más bien gris, cubierto con el polvo de los caminos, no obstante cumplía su función, que era la de ocultar aún más si era posible sus facciones, de las que solo se podían intuir que eran estilizadas y no humanas. Solamente sus ojos, brillantes como el fuego, se veían a través de la oscuridad que generaba la capucha, de la que algunos propugnaban no ser natural sino mágica.
Su cuerpo era el de alguien que había estado ejercitándose toda la vida, pero no para obtener un mejor aspecto físico, sino para ser capaz de adaptarse a todo lo que sucediera a su alrededor. Era fuerte, pero sus músculos no estaban tan definidos como los enanos o humanos, y era rápido, muy rápido, algo que no se veía a simple vista. Su piel, tan oscura como el vacío de la noche, dejaba entrever numerosas cicatrices y golpes, producto de las batallas; aunque muy pocas en comparación con las que se decía que tenía que haber sufrido, sobre todo durante su Caída, suceso que nadie mentaría en su presencia. Manos ágiles, veloces para empuñar un arma, y pies ligeros. Algunos hablaban de extrañas ocasiones donde había salido a relucir el lado angélico de su figura, un gran par de alas negras que surgían de su espalda, prácticamente haciéndolo invisible durante un vuelo nocturno. Se hablaba de plumas de cuervo o ave de carroña, pero los pocos que lo respetaban sabían que eran del mismo origen que las plumas de las alas de los Ángeles de las Montañas Perdidas, mágicas.
Tal era la figura de la que tantos recelaban, aunque no muchos conocían su nombre; por la referencia a su padre se le conocía. Pues se decía de él que, así como su padre fue una bendición, él no podía traer más que problemas, por su aspecto y su actitud, capaz de degollar ancianos o niños con un gesto, o arrasar poblados inocentes. Muy pocos conocían realmente sus verdaderos motivos, el resto prefería ignorarlos. ¿Por qué preocuparse por un ser que seguramente sería maligno, y que solamente mediante la voluntad del amable y considerado Cónclave permanecía con vida entre ellos?
Pocos, muy pocos... Las Familias Reales y el Cónclave sabían que a pesar de su enigmática figura, era un asesino perfecto y un siervo totalmente fiel; y lo usarían como arma contra todo aquello que se les opusiera, hasta que no pudiera ser de mayor utilidad...

[...]

- Me preguntas quién soy... No soy más que una herramienta para aquellos que una vez honraron a mi padre como un dios. No soy más que un ejemplo del mal para los niños, un asesino para los hombres honrados, una despiadada bestia para las mujeres... Y no les negaré ese pensamiento. He torturado, masacrado aldeas inocentes de criaturas que no podían defenderse ante mí. He matado niños, he empalado docenas de guerreros con mis armas... O eso es lo que quieren oír. No podrían soportar la verdad, de escuchar la maldad que nace en los propios humanos de los otros lugares a los que soy enviado... No soportarían escuchar acerca de religiones que piden un brazo de un niño pequeño, como ofrenda al Dios Cuervo, no resistirían escuchar la salmodia al Cadaver Andante, o las torturas tribales de los Hijos del Cráneo a sus víctimas... Si supieran que humanos como ellos pueden causar tanto daño a sus congéneres, se volverían locos, flaquearían sus ya débiles esperanzas... Es mejor que piensen que yo albergo todo el mal del mundo, a tener que erradicar a aquellos a los que juré defender...

sábado, 22 de mayo de 2010

Tiempo, Tiempo, Tiempo.

No hace demasiado tiempo, me fue enviado un veneno que pretende imposibilitarme, e impedirme seguir avanzando en mis estudios. Se llama KoTOR II... Vale, veneno veneno, no es, pero si que ha conseguido que pase un par de viernes seguidos acostándome de madrugada.
Como viene siendo común en el universo Star Wars, y más concretamente en este juego, se te plantea la posibilidad de que tus decisiones alteren tu percepción de la realidad, y más importante, de como te ve el resto a tí. Es decir, el eterno dilema: "Malo o bueno". Y resulta que hace un tiempo, mientras jugaba, me he dado cuenta de que el asunto está demasiado idealizado. ¿Que por qué? Pues vamos a ver... ¿Qué es más fácil, ser malo, o bueno?
En la cultura general (mitos, películas, libros, novelas, poemas, etc, etc, etc...) casi siempre suele aparecer alguien a quien se le podría denominar "bueno". Humilde, compasivo, generoso con los suyos y respetuoso incluso con sus enemigos. ¿Pero realmente, es tan fácil esto? Bueno. ¿Es posible? Últimamente he estado pensando que nos han metido demasiado en la cabeza esa idea; casi pareciera que el ser humano puede ser un "pan de Dios" con una facilidad tremenda, y lamentablemente no es así prácticamente nunca. Ser malo es increíblemente más fácil, y normalmente más beneficioso para uno mismo; solamente hace falta no pensar en los que vas a pisotear, la base del sistema capitalista.
Porque vemos ejemplos todos los días de que las personas prefieren ser "malas" a "buenas", tomando por "malo" el que se aprovecha de las debilidades o de su propia fortaleza. ¿Ejemplos? Los matones de colegio, los políticos que roban dinero a espuertas, narcotraficantes... Un marido abusador. Con todo esto en mente, sinceramente, no sé de dónde porras se sacan "héroes".
Pero no solo me han entrado ganas de hablar sobre maldad y bondad, unos términos tan relativos, que dudo ser capaz de definirlos adecuadamente. Otra cosa que he estado reflexionando, es lo que da título a este mensaje. Tiempo. De un tiempo a esta parte me he fijado que, no sé muy bien por qué, tenía en la cabeza que era eterno. Me explico; odio las cosas a medio terminar, y procuro siempre acabar lo que empiezo. Y, no tengo muy claro el motivo, se me ha metido en la cabeza el ver todo lo que ocurre, solo que hay un detalle; como el resto de la gente, me muero. Continuamente, millones de células de mi cuerpo mueren, bien por otras células malignas, bien por virus que aprovechan la maquinaria de mis células para seguir expandiéndose como una plaga, así como el oxígeno, que es tanto el que me permite seguir viviendo como el que quema mi cuerpo lentamente hasta matarlo. Como todas las personas, me muero. Y tiene narices decir que eso me jode porque así no puedo acabar todo lo empezado...

¿Por qué no seré de esas personas descerebradas cuya mayor preocupación es a qué discoteca ir al día siguiente, a perder neuronas, células de oído, y otras cosas similares?

sábado, 8 de mayo de 2010

La Evasión de las Palabras.

Es difícil. Y sin duda, molesto. Me cabrea, directamente, el hecho de que se escapan a mis manos. Están ahí, esperando, pero no puedo cogerlas.
Es normal, dirán algunos, escribir no es nada fácil, quedarte en blanco, carecer de ideas... A mí me fastidia por el motivo contrario; como ya dije en la anterior entrada, prácticamente me sobran ideas. Y quizá sea ese el problema, porque me cuesta horrores enlazarlas! Por ejemplo, esta tarde tenía pensado subir aquí el primer capítulo de mi "proyecto" (es idiota decirle libro, por la poca extensión que tiene por ahora), pero me he visto con que al releerlo brevemente, he tenido que cambiar la mitad de la estructura, y que se queda muy corto... Pero no sé avanzarlo sin explicar más de lo que quisiera, y sin volver loca a la gente que lo mire, porque me adelanto demasiado a los acontecimientos, y es difícil relatar algo de cero sin tener referencias básicas o mínimas... Es un problema, pero que después, conforme avance la historia, se solucionará, eso lo sé, pero el fallo sigue aquí...
Probablemente, influya el hecho de que no haya podido tener demasiada crítica. Leer no está demasiado de moda precisamente hoy en día, y mis amigos no están como para leer desvaríos mentales (ya lo que me faltaba, conseguir motivos para que me odien. Aunque, Dafnis, sigo acordándome de tí, ¡gracias tío!), si bien me han ayudado en algunos motivos y situaciones, y animándome a que no lo deje. Pero bueno, vamos a intentarlo, a ver qué sale.

Nota: Como podréis ver, hay varios capítulos 0. Esto es simplemente porque la historia no transcurre de forma lineal; es un árbol con diversas ramas, que empieza desde la copa, y se irán uniendo hasta formar un solo hilo argumental y conductor.



Capítulo 0: El Llamado.

La sala se encontraba en una absoluta oscuridad, no había el mínimo indicio de luz, fuera natural o artificial. La única puerta de la sala estaba cerrada, y apoyado en ella, una figura, alta, muy alta, que esperaba. Diez años habían pasado hasta que volviera a repetirse el acto, en el que uno de los arcos que se encontraban en el lugar comenzara a brillar. La luz parecía provenir del mismo metal, formando unos destellos extraños que jugaban en el metal de los arcos circundantes. Leves chispas surgían del artefacto, chispas de luz que crecían y crecían, luchando contra las sombras, formando una esfera compacta de energía que comenzó a crecer, expandiéndose por el metal del arco, cambiando su color grisáceo por uno de un tono azulado. La energía comenzaba a crecer y a iluminar más la sala con su luz, revelando la presencia de muchos arcos metálicos, más allá de los que lo rodeaban; quizá habría más de medio centenar de aquellas estructuras, todas distintas entre sí. Mas este era distinto al resto por ser el único iluminado, la energía circulaba a través del metal, hacia un lado y hacia otro, formando una película de bruma que cubría el resto de la superficie bajo el arco. Susurros comenzaron a surgir, provenientes desde algún otro lugar que no era aquel, pues la alta figura que observaba la escena al otro lado seguía sin denotar ningún movimiento, salvo su respiración, que indicara que estaba vivo. Solo se movió cuando el proceso hubo terminado, avanzando hacia el lugar varios pasos hasta que quedo a un escaso metro de la fuente de luz, que titilaba y se agitaba levemente. Las figuras borrosas que podían verse a través de la bruma parecían estar observando, al igual que el alto ser que esperaba al otro lado. Entonces fue cuando una de las figuras avanzo, y lo que parecía un pergamino cerrado comenzó a ser visible y claro, surcando la bruma, trasladándose a un lugar desde otro muy lejano. Cuando cayó, la figura alta se aprestó a tomarlo. En su movimiento, la figura del otro extremo que había entregado el pergamino habló, la bruma distorsionando la voz de una forma curiosa:

- Deberá recibir tu Maestro este mensaje de forma rauda y precisa, o no volverá a verlos más. Tú, Xeniam, envía nuestra voz a tu señor. – Aún la bruma distorsionaba las palabras, el desagrado y la suficiencia afloraron de forma clara. Quien habló se dio la vuelta y se alejó en la bruma, que comenzó a esparcirse por el lugar, la energía que rodeaba el portal desapareció, y la oscuridad volvió a dominar la gran sala. La criatura referida como Xeniam observó la oscuridad entre los pilares del arco aún un momento antes de darse la vuelta, y comenzar a caminar hacia la puerta. Con un leve chasquido, se abrió, y por primera vez en diez años, la sala quedó vacía de presencias vivas.

Aquel quien portaba el pergamino avanzaba con decisión a través de los largos pasillos. Su altura le permitía avanzar a grandes zancadas, apremiándose en llegar a su destino, y entregar el mensaje. Su larga melena fluía al viento, negra como la noche y tan revuelta como una tormenta; no era algo de lo que se preocupara, como su aspecto en general; ropas gastadas, no más que una armadura ligera de cuero y una toga por encima, con la espalda totalmente expuesta, por motivos evidentes.

Con rapidez, llegó al final del pasillo, encontrándose con una puerta distinta a las que había cruzado; aparte de estar entreabierta, era mucho más grande y ornamentada que las sobrias puertas que aguardaban atrás. Con un leve gesto, el Xeniam avanzó, adentrándose en la oscuridad con el pergamino aún en la mano.

La sala estaba sumida en las sombras, solo unos leves rayos de luz plateada atravesaban parcialmente la estancia, iluminando los ojos de otros muchos Xeniam; plateados, blancos, azules, púrpuras... Pero ningún par de ojos brillaba tanto como los de quien se encontraba al otro extremo de la sala, el único que se incorporó y avanzó hacia el recién llegado; el resto solamente observaba atentamente, atraídos por la luz.

- Diez años han tardado en volver su mirada hacia arriba... Eran ellos, ¿cierto? - preguntó la figura, sensiblemente menor al mensajero. Este asintió levemente, sus ojos miraban hacia el infinito. Abrió más la puerta, para poder ver mejor a su interlocutor.

Con la puerta abierta, se veía claramente que aquel que había hablado era al menos una cabeza menor que el más bajo de los seres que allí se encontraban. De cabellos largos y plateados, mucho más cuidados que el resto de los suyos, era con diferencia el más diferente de todos ellos. No era posible decir el qué, pero carecía de algún rasgo común al resto; quizá esa mirada inquietante, que parecían más unas cuencas vacías que una mirada real, o las cicatrices que poblaban sus brazos y rostro; producto de numerosas batallas. Vestía una armadura de algún metal muy ligero, tanto que ondeaba a su andar, como si de una túnica se tratara, pero con la espalda parcialmente cubierta (a diferencia del resto que no llevaba completamente nada que cubriera su espalda u hombros) por parte de la armadura. Alzó una mano, y pronto el pergamino cayó en ella, rompiéndose el cierre que lo mantenía sellado. En ese mismo lugar, comenzó a leerlo con rapidez y atención, frunciendo el ceño a cada palabra que leía.

- Ni un tres... No hay posibilidades... Esto debe ser un castigo o vuelven a probar que sigo siendo de utilidad... - murmuró, para luego observar a los suyos. Con un gesto, abandonó la estancia, a un paso rápido. El mensajero volvió a su lugar, junto a los suyos, y se quedó ahí, observando la franja de luz que la puerta permitía pasar... Pues él, como el resto, estaban muertos por dentro, y solamente el Maestro podía hacer que no fueran más que cáscaras sin vida...


La Sala de los Arcos volvió a brillar con la luz mortecina de uno de los artefactos de metal, mientras la figura sombría esperaba impaciente al otro lado. Llevaba una capa larga que ocultaba bastante bien sus facciones, si bien la enorme espada que llevaba atada a la espalda hacía añicos cualquier esperanza de permanecer oculto. Leyó una vez más el pergamino antes de aplastarlo con su mano y arrojarlo al suelo, hecho ya cenizas.

- Un mundo condenado a la extinción. Un lugar sin magia y sin nada más que humanos... No será un viaje agradable.

Avanzó a través del arco y su imagen se perdió entre la bruma...


Capítulo 0 - Relatos del Joven Noble - El Inicio del Viaje

Despertó del agitado sueño aferrándose a sus rodillas. El muchachito estaba aterrado por los recuerdos de la pesadilla, aún frescos en su mente. Suspiró, tranquilizándose, observando su cuarto, impoluto como siempre se encontraba. Un gran armario con numerosos cajones, así como un espejo de cuerpo entero, era quien confrontaba su lugar en el cuarto, y devolvía su reflejo. Un niño de unos trece años, quizá, su aspecto infantil y menudo así daban a entender, más su pálida piel había visto, o mas bien, no visto el sol en quince largos años. Se consideraba casi un adulto, y así era considerado en su familia.

En el exterior, las luces del alba ya luchaban por vencer a las cortinas, para anegar la oscuridad de la sala de luz. No obstante, si se podían escuchar con claridad los movimientos de la casa. Criados y siervos por doquier trasladaban diversos enseres, al son de las órdenes del Señor Solamonte, cuya potente voz se escuchaba con facilidad en la vivienda. Su esposa se encontraba ocupada, encargándose personalmente del embalaje de las más caras joyas y los más fastuosos vestidos de gala. Finalmente, se acordó el muchacho del origen de tanto ajetreo a una hora tan temprana: Se iban de viaje. Un viaje muy especial, claro está, el joven asistiría por primera vez, a aquel evento, el más importante de todas las tierras que el joven conocía, era el…

- Milord, ya casi es la hora, es menester que os preparéis para el viaje. – Una suave voz le distrajo de sus pensamientos matutinos. Provenía de una de las más jóvenes sirvientas de la casa, que se apresuraba a ordenar y recogerlo todo. El muchacho asintió levemente, pero no llegó a levantarse inmediatamente del cómodo lecho. Observando a la joven, quien trabajaba duramente a pesar de tener la misma edad que él, sus pensamientos divagaron hacia otros senderos. Viendo sus escuálidas formas pegarse a la miseria con lo que podía permitirse vestir, se recordó a sí mismo que, a la vuelta del viaje, debía terminar de cortejar a la joven Liria. De ese modo, sus padres aceptarían el adelantar la fecha para la boda concertada desde casi su nacimiento. Si ella creía que estaba preparada, cosa de la cual debía encargarse él, que apenas la superaba en dos años, podrían efectivamente unirse en sagrado enlace en unos pocos meses, evento que el joven deseaba fervientemente con solo pensar en aquella niña bajo su cuidado. Pronto tendrían hijos, y estos deberían relacionarse con los que tuviera el primogénito de la familia Barrech con su también joven esposa. Val era un viejo amigo y no tendría reparos en orquestar con él bodas concertadas a las pocas semanas del nacimiento de sus respectivos hijos. Si había fortuna, en apenas unos quince o veinte años, poseería el doble de riquezas y poder que el que disponía actualmente la familia Solamonte, con todas las ventajas de la vida de casado que poseería… Finalmente el joven se desperezó y salió de la cama.

Vestido y apropiadamente aseado, el joven descendió por la escalera ornamentada hacia el piso principal, donde ya se encontraban sus padres, esperándole desde hacía algún tiempo. El señor Solamonte era un hombre fornido, ya entrado en años. Perfectamente afeitado, su cabello era oscuro, con algunos matices grises, que auguraban el envejecimiento del hombre. Sus ojos, fríos y penetrantes, observaban con reprobación a su hijo.

- Procura ser más diligente en tu despertar, hijo mío, sobre todo cuando se aproxima el momento de realizar un viaje tan importante que hacer como este.

- Mis disculpas, querido padre, pero la excitación de realizar un viaje tan importante me ha impedido ser todo lo raudo que desearía. – Mientras, la señora Solamonte seguía impartiendo órdenes a siervos mucho mayores que ella, pues para todos era evidente que la señora Solamonte era al menos diez o quince años menor que su cónyuge. De cabellos castaños y mirada apesadumbrada, su rostro era tan enjuto como sus formas, perdidas en lo que alguna vez fueron.

- Ya sabes, hijo, partiremos hacia el Gran Templo de la Llama. ¿Lo has dispuesto todo?

- Si, madre.

- En ese caso, es la hora de partir. Volveremos en unas semanas, hasta entonces, la familia Barrech velará por nuestras tierras, con la petición de que en nuestro viaje nos acompañen tanto el joven Barrech como su esposa. Sin duda, la presencia de tu amigo Val te será de interés. - comentó su padre, no sin razón. Val sería una amena y grata compañía de viaje.


Capítulo 0 - La Peregrinación del Joven Iluminado - Arribo a la Costa.

Caía la tarde en el puerto cuando se escucharon las fuertes campanadas, provenientes de un pequeño barco pesquero que, en aquellos momentos, se aproximaba al muelle, presto a atracar. Numerosos marineros echaron el ancla hacia las profundidades de las aguas del puerto, mientras otros lanzaban cabos dirigidos a frenar el impulso del barco. La campana no dejaba de repicar en toda la acción, llamando la atención de los habitantes del pueblo.

- ¡Milagro, milagro! ¡Ha sucedido un milagro! ¡Llamad al Párroco! – gritaban los enfebrecidos pescadores, aún mientras desembarcaban con habilidad y experiencia, colocando la pasarela vetusta en la cubierta del barco.

- ¿Pero qué ocurre, por la Llama? – preguntó un aldeano.

- Hemos encontrado un verdadero milagro en el mar. ¡Un joven en el mar con la Llama entre sus brazos! Estraba flotando inconsciente, sin más que harapos y una llama blanca en sus pequeñas manos. – el pescador hablaba con verdadero fervor en su voz.

- Vaya… ¿Pero no podría ser una nueva estratagema de esos bárbaros de los Kiren?

- Sin duda, el párroco comprobará eso, nadie puede mentir a uno de ellos, ni ocultarse a su mirada.

- No os equivocáis, ciertamente. Veamos qué sucede con ello, ojala sean ciertas vuestras palabras y que un elegido por la Llama haya llegado a este lugar…


sábado, 1 de mayo de 2010

La Fuerza de las Palabras.

Observo la hora, y pienso que debería irme a dormir. Pero me gustaría ser capaz de transmitir la idea que me ha estado rondando por la cabeza... Una que está unida a muchas otras, como la rama de un inmenso árbol. Y todo tiene que ver con las palabras.

Soy una persona bastante impresionable. Me cuesta distinguir ciertas ironías, bromas, o frases con sentido oculto. Peco de ingenuo; y eso es algo que últimamente se paga muy caro en el mundo en que vivimos, cuyo sistema social radica en buena parte en superar a los demás. Es decir, pisotear y embaucar al resto, mentir y traicionar. ¿Que no? Vamos, seamos sinceros; tal vez no de forma tan tan directa, peeeeero es así.

Volviendo a mí mismo (que para algo estoy escribiendo yo, vamos), si hay algo que me afecta de verdad son las mismas palabras y su contenido. Es algo... Raro. Es decir, la fuerza que las palabras actúan sobre mí puede conseguir que esté varias semanas/meses desanimado, y en otras ocasiones abren todo un universo dentro de mi pensamiento. Me explicaré; sencillamente, me creo las palabras. Cuando leo algo, lo considero una verdad fundamental (tampoco soy tan crédulo, pero en general es así) y automáticamente una imagen idealizada aparece en mi mente. Esto es, desde siempre considero que tengo una buena imaginación, y si unes eso al hecho de que me impresionen las palabras, tienes una cosa que de primeras parece buena... Pero no hay negro y blanco en este mundo.
Me cuesta ver la mentira en palabras, las historias tristes, dramáticas, o de contenidos violentos alteran mi psique. Recuerdo que una vez leí el relato de una violación, y estuve cerca de dos meses medio traumatizado al respecto. Recuerdo ver una serie anime (Neon Genesis Evangelion, para los entendidos) y estuve dudando tres semanas sobre el motivo de mi existencia. Eso, unido a mi acostumbrado pesimismo, forman un cóctel bastante chocante.

Bueno... Pero no todo es malo. La ventaja que me ha dado esa capacidad de imaginación unida al impresionismo de las palabras (y mucho, quizá demasiado, tiempo libre) es poder soñar historias. Digo soñar, y no escribir, porque en mi imaginación soy excesivamente perfeccionista. Comencé a soñar mis historias con 12-13 años... Y aún no he redactado un borrador adecuado. ¿Y por qué, podéis preguntaros? Simplemente porque si releo lo escrito encuentro fallos y obtengo ideas nuevas del éter (o inspiración divina de mí mismo). Y bueno... Digamos que no es fácil lo que ronda por mi cabeza. Es decir... Contemplo un universo con multitud de seres viviendo en él, con más de... ¿Dos, tres mil años de historia? Posiblemente. Si quisiera explicar todo lo que tengo en mi mente... Quizá pudiera, pero una vez que lo hice de forma oral, tardé cerca de hora y media y me faltaban muchos cabos sueltos que resolver.

Hm... Pero realmente me gustaría comentaros un poco, a ver si alguien encuentra algo de sentido a lo que pienso y puede comentarme algo... Allá vamos:




Olvida todo lo que conoces y sabes. Aléjate de este universo, olvida las leyes y las normas, y vaga por lugares a los que nunca llegarás. Viaja más allá del mundo, hacia las corrientes de la imaginación... Allá comienza lo que narro ahora:

Imagina un universo; de forma idealizada, olvida las leyes físicas. Aquí no existe nada que tú conozcas salvo lo que leas a continuación. Este lugar, que denominaremos Universo (con esta palabra designaremos todo este lugar) comprende una gran cantidad de Planos de Existencia. Para ti, quizá fueran planetas, pero cada Plano de Existencia posee lo que tú llamas Planetas. Superpuestos entre sí, juntos y separados, conforman una miríada de posibilidades diferentes de creación y de vida. Imagina ahora que todo ello ya está ahí, y que la vida, tal y como tú la conoces, comienza. Adentrémonos...

Un Plano de Existencia. Un mundo habitado por una sola raza de seres. Han evolucionado desde su creación y han alcanzado una tecnología y habilidades tal que pueden viajar por muchos otros Planos de Existencia. Encuentran nuevos mundos, llenos de vida salvaje de formas tan abstractas que apenas pueden entenderlas... Pero no encuentran vida inteligente, no como ellos. Poco a poco, en sus mentes se alberga la idea de que solo están ellos, y comienzan a expandirse más y más, sacrificando su cordura en cada viaje que los aleja más de su hogar. Transforman aquellos lugares inhabitables para su subsistencia, y siguen avanzando, buscando compañía en todo el vasto lugar que los alberga... Sin éxito.
Ahora, imagina que pasan miles de años... Esa raza se ha vuelto literalmente loca y se ha sumergido en el caos absoluto. La sola idea de la soledad absoluta vuelve a millones de seres contra sí mismos, contra sus familias y contra todo su orden establecido. Cientos de mundos se hacen pedazos por guerras sin sentido, la mutación, la locura, la creencia en entidades imaginarias, las enfermedades artificiales arrasan con los miles de billones de criaturas, trastornándolas y modificándolas para siempre... Volviéndolas sedientas de sangre y muerte, dándoles la fuerza que carecían para ello. Ya no podemos decir como se llamaban o como eran... Porque hay tanta variedad, gracias a sus propias locuras, que no se puede decir que solo haya una raza en este universo. Ahora, hay caos.

Dime: ¿Llamarías a eso el mal absoluto, o solamente un destino trágico? Pero sigamos... Es hora de que siga formándose el mundo que quiero relataros...
En este universo existe una zona en concreta denominada simplemente "El Abismo", por ser el lugar más alejado de todos los accesibles. ¿Puedes imaginar este universo como una gigantesca pila de folios? El Abismo es el último de esos folios, excepcionalmente ancho.

Pues bien; en ese Abismo hay una grieta, una sima, un agujero... Como desees llamarlo; es de dimensiones tales que tú ahora lo conocerás como el Abismo tras el Abismo. Es un punto que aquellos seres enloquecidos nunca vieron, tal vez un error de un vigilante, o simplemente porque estaba muy, muy lejos. Y nadie esperaría que algo existiera allí.Pero nadie había pensado en que no fuera más que una ruta de paso para acceder a...

No, no, no, no estás preparado, ni tú, ni yo, para saber lo que hay debajo. No todavía. Volvamos hacia arriba.

Desde el Abismo tras el Abismo, surgieron otros seres distintos. Tú y yo, probablemente los llamásemos Dioses. Así es como llamamos a seres de poder inconmensurable, capaces de alterar a su voluntad, de hacer y deshacer. ¿No es cierto? Pero volvamos...

Imagina que realmente, surgen Dioses desde dicho Abismo. Algunos llegan en grupos, otros, de forma separada. No son más que una treintena, tal vez menos... ¿Quieres que te haga una breve descripción de algunos? Bien.

"Ascendió desde la oscuridad, y sus ojos observaron con detenimiento su alrededor. Tanto vacío, tanta oscuridad, que ni siquiera los detalles ornamentados de su toga, estrellas del Abismo, podían verse. Solo sabía donde se encontraba porque lo sabía, por la determinación que siempre la había caracterizado. Sus cabellos eran rubios aún en la oscuridad, y sus ojos brillaban con la intensidad de las estrellas jóvenes del universo. Era joven para los de su raza, como el resto de los que estaba junto a ella. No eran más que cinco, Vayne Luz de Justicia, Thoram el Imparable, Nairye la Constructora, Zeam el Guardián, y Xezhania la Inspiradora."

Como puedes imaginarte, en aquella raza, tan variopinta como la otra, tenían costumbre el dar un sobrenombre acorde a las capacidades excepcionales que cada uno demostraba. Podéis imaginaros sus habilidades, pero yo relataré su aspecto. Pues aunque os pueda sonar extraño, más adelante tendrá sentido que vosotros y yo sepamos todo esto, ya que aquellos que adorarán a estas entidades los conocerán en persona, y sabrán sus relatos.

Vayne alzó su vista, y sintió la presencia de sus hermanos. Cuatro, y de los más jóvenes de aquellos que habían partido desde aquel lugar.
- Nosotros no avanzaremos todavía. Erigiremos aquí nuestro nuevo hogar. - dijo Vayne, en cuanto los otros cuatro se acercaron lo suficiente.
- No hay nada. ¿Por qué hemos de crear algo donde no hay nada? - dijo Thoram.
- Es preciso comenzar algo para que la nada sea todo, y el vacío desaparezca... - susurró Xezhania. Los otros Dioses asintieron a su juicio, y consideraron que era preciso comenzar.


Erigirían lo que más tarde se conocería como la Fortaleza sobre el Abismo.


Mucho, mucho más lejos de donde se encontraba aquel pequeño grupo, otro conjunto de Dioses se encontraba reunido, debatiendo. Sus largas barbas denotaban su vejez, miles de años de sabiduría, experiencia... Y astucia. Sus aspectos variaban pero el brillo en sus ojos no; todos estaban de acuerdo en lo que debían lograr y obtener. Así nació el Panteón.


En el otro extremo del universo, tres Dioses solitarios se encontraron. Decidieron que lo que habían visto era el caos absoluto, y era preciso contrarrestarlo. Así nació el Plano de Existencia más joven, llamado simplemente Astral.


Pero todo esto no sucedió en vano. Y por los originarios del lugar, fue percatado. Aquellos seres, que serían llamados por los Dioses de muchas maneras, vieron el orden que habían traído. Ya no eran aquellas criaturas que se hubieran maravillado de conocer a otras criaturas, inteligentes y con raciocinio. Ahora, querían deleitarse en su sangre y con su poder, para obtener aún más formas de matarse unos a otros. Demonios, fueron llamados, "los Sedientos de Todo".
No es difícil pensar que al mezclar Demonios con Dioses, el conflicto había nacido. Un conflicto terrible y descomunal, que hacía temblar con cada batalla la estabilidad del mismo universo. Los Dioses sabían que podían huir si era preciso, pero su orgullo se lo impedía; les daba igual el hecho de que ellos eran los invasores. Ellos estaban en su hogar y sus dominios, y no se retirarían fácilmente. Y su naturaleza como seres de un poder muy superior de forma individual al de un demonio no hacía más que aumentar su ego.

La guerra duró cientos de años. Hasta que uno de los Dioses solitarios decidió llamar a las fuerzas de su propio hogar. En secreto, conjuró las Leyes Primordiales, que toda cosa o ser debe respetar... O eso pensaban los Dioses. En aquel universo, lo que debía haber causado la muerte inmediata de todos los Demonios se volvió una espiral de energía, odio, maldad y codicia, que atrajo de forma irremediable a todos los Demonios... Y al Dios Solitario, enviándolos a un nuevo Plano de Existencia, mucho más alejado del resto. Pero antes de enfrentarse a una eternidad de supervivencia y huida, el Dios Solitario decidió pagar por su error; volvió a conjurar las Leyes Primordiales, y su cuerpo inmortal se hizo pedazos. Los fragmentos de su cuerpo tocaron la grieta que había formado, y la sellaron, alejando para siempre a los habitantes originales de su propio universo...

Entonces fue cuando los Dioses comenzaron a crear vida de nuevo, pensando que era el momento de una nueva Era. La de los Dioses...



Esto, mis lectores, solo es el comienzo. Aún ni siquiera hemos empezado con los que son los protagonistas de la historia... Solamente hemos empezado el viaje, y hemos visto el inicio de la Era que veremos con el devenir del tiempo. Podemos pensar en qué sucedió más atrás, cuál era el nombre de la raza que se volvió Demonio, como son esos Dioses, por qué creéis que tendrán formas humanoides (la tienen), y muchas más... Pero lo interesante de verdad, es lo que viene, no lo anterior... Ya que algo ha de haber, algo ha de existir, para que los Dioses no sean Demonios, y el ciclo de locura se repita eternamente...

sábado, 24 de abril de 2010

Boinc, Boinc.

No hace demasiado tiempo, navegando por Wikipedia (costumbre mía, perder tiempo valioso de estudio en leer cosas tan diversas como la mitología de H.P.Lovecraft, sinopsis de películas, o videojuegos antiguos), encontré algo interesante; Boinc.
No espero que alguien sepa de primeras lo que es. Y aunque está bien explicado en la página web, intentaré explicaros de forma somera qué es y para qué sirve, probablemente cargándome todo el interés que pudiera despertaros el leer la página oficial.



(Atención; parrafada científica incoming).


A la hora de obtener datos científicos o de todo tipo, un problema recurrente no ha sido, como muchos podrían esperar, la falta de información, sino el poder procesarla y analizarla. Científicos de todo el mundo se han percatado de que hemos llegado al punto donde tenemos más información de la que podemos procesar. Actualmente existen varios "Superordenadores" que el ser humano ha creado (algo con lo que no podríamos dedicarnos al MSN, no), cuya única función es desentrañar misterios de la ciencia, o analizar señales del espacio. Son ordenadores cuyas características, por ejemplo, son:

  • Velocidad de Proceso: miles de millones de instrucciones de coma flotante por segundo (Diría que no son Pentium II, no).
  • Miles de usuarios (muy cualificados, por supuesto) empleándolas en instalaciones especiales con unos sistemas de refrigeración industrial.
  • Clientes usuales: grandes centros de investigación.
  • Penetración social: prácticamente nula. (¿A quién le importa esto cuando puede cotillear con la vecina?).
  • Impacto social: muy importante en el ámbito de la investigación, ya que provee cálculos a alta velocidad de procesamiento, permitiendo, por ejemplo, calcular en secuencia el genoma humano, número Pi, desarrollar cálculos de problemas físicos dejando un margen de error muy bajo, etc.
  • Parques instalados: menos de un millar en todo el mundo.(Y os preguntaréis por qué)
  • Costo: hasta decenas de millones de dólares cada una de ellas. (Por esto).
Y aún así, se quedan cortísimos en tareas como, por ejemplo, analizar los datos que obtiene el LHC , o las predicciones meteorológicas. Por esto, dado que no existen superordenadores tan potentes como para resolver cientos de millones de ecuaciones (o más) que aún quedan por resolver, a alguien se le iluminó la bombilla, y pensó en emplear algo tan simple como la cabeza. Esto es:

"Si uno grande cuesta millones, quizá millones más baratos puedan servir"

Y así nacieron los sistemas como Boinc. Boinc no es más que una de las plataformas de computación distribuida más potentes del mundo, superando a cualquiera de los Superordenadores actuales, siendo el proyecto de SETI@Home el más antiguo y conocido. ¿Cuál es este proyecto? Imaginaos qué es si las siglas son: Search for ExtraTerrestrial Intelligence . Si, busca vida extraterrestre analizando señales que recibe del espacio.

¿Qué fue lo que me interesó de esto? Como la propia página dice, este programa emplea parte de la CPU de tu ordenador para realizar una infinitésima parte de los cálculos que recibe continuamente. Un solo ordenador personal no puede realizar demasiado trabajo, pero si piensas que hay más de medio millón de ordenadores haciendo lo mismo, la cosa cambia. ¿Te gustaría aportar, de una forma física, tu granito de arena para ayudar a la Ciencia? A mí no me importa dejar parte de los recursos de mi ordenador para dicho programa (De hecho me consume el 75% de la CPU, lo puedes especificar tú mismo), ya que creo que no pierdo nada por ello.

Si a alguien le ha parecido interesante esta horrible presentación que he hecho, hay ciertos enlaces interesantes, siendo el más útil el instalador del servicio BOINC. Una vez dentro, puedes elegir los proyectos en los que quieres unirte; desde el SETI, hasta los que trabajan en predicciones climatológicas, la resolución de problemas matemáticos sin resolver, la desencriptación de mensajes codificados...

La pregunta no es "Por qué". Diría que la pregunta puede ser "Por qué no".

El Eterno Dilema.

El pensamiento humano. Lo que nos diferencia de los animales. Lo que nos hace únicos (o eso creemos) entre los seres que pueblan este mundo, al menos, los que conozcamos. El arma que nos dio la Naturaleza para sobrevivir, donde otros tienen garras, piel correosa, una visión insuperable, o un oído excepcional. Nosotros aprendimos que el fuego quema, y que aleja a los animales. Que nos sentimos capaces de explicar como funciona el todo en base a leyes y a suposiciones, Ciencia.

Y durante muchos siglos, los humanos han pensado. Unos, más que otros. Filósofos, Científicos, o simplemente Pensadores, qué más da el nombre. La cuestión es que desde siempre ha existido gente que observa el mundo desde otro punto de vista, no se queda en lo terrenal, sino que intenta abarcar más allá, siempre, de los límites de su comprensión.

Al respecto, existe, ha existido, y probablemente exista, un tema que ha sumido en la confusión a todos los que alguna vez han intentado descifrarlo. La Muerte. El Gran Olvido, la Eterna Oscuridad, el Último Viaje... Docenas de nombres se le han dado desde el principio de los tiempos. Para unos, el momento donde el alma imperecedera se separa del cuerpo terrenal y en pecado; el instante que juzgará su destino, si un descanso eterno o un abismo de oscutidad y dolor. Para otros, la muerte no es más que el comienzo, la eterna rueda de la vida y la resurrección simplemente dará otro giro, y el alma olvidará todo lo que fue. Algunos definen la muerte como el momento donde las células que componen nuestro cuerpo no funcionan apropiadamente, perdiendo nuestro cuerpo la capacidad de funcionar, y simplemente, no podemos continuar.

La historia ha mostrado que desde las culturas más antiguas, se ha intentado buscar explicación, o desentrañar las verdades de la muerte. Templos de culto, Dioses que velan por aquellos que mueren, explicaciones científicas... Todo oculta algo; no sabemos qué sucede después de ello, y el miedo a lo desconocido es algo que logra tambalear toda nuestra existencia.

El olvido, es lo que temen algunos. El temor a que tu existencia haya sido fútil, que no hayas conseguido nada por lo que haya merecido la pena tu esfuerzo. Conozco ese temor; lo sufro demasiado a menudo. Pensar demasiado es pensar en vano, me temo. Dicen que la ignorancia da la felicidad, y muy probablemente sea cierto; dudo que aquellos que no piensan en la muerte la teman, o esperen con temor lo que suceda. Simplemente, viven la vida. Algo tan fácil... Y tan incanzable para mí. No hace mucho me descubrí haciéndome a mí mismo una revelación, tan autodestructiva que me hizo temblar a mí mismo, a pesar de que fueran solamente las 7:25 de la mañana y estuviera en el transporte camino a la Universidad. Esto fue lo que me dije:

"Existen dos cosas fundamentales del ser humano: El nacer de otro, y la muerte. Dado que una vida humana es insignificante en relación al todo, al mundo que vivimos, a los actos de la humanidad, al espacio, al cosmos...No tiene sentido vivir una vida condenada al no lograr nada, y al olvido."

Puede parecer idiota... Pero decirse a sí mismo algo como esto cuando tu cerebro aún está medio dormido, asusta. Al menos, a mí. Recuerdo que, de pequeño, incluso pensaba en estas cosas, en la muerte y en lo que sucedería. Recuerdo que yo, iluso, me decía "Eso no me pasará, yo no me moriré." Y no tendría ni ocho años...

¿Qué es lo que espera a los humanos tras la muerte? ¿Existe el Cielo, el Paraíso, el Ciclo de la Resurrección? ¿Los fantasmas, otras vidas paralelas, una eternidad encerrado en una caja pútrida? ¿O no nos espera nada más que el vacío y la inexistencia? ¿No asusta, el pensar que cabe la posibilidad de que, una vez tu tiempo en este mundo acabe... Simplemente lo que conforma tu ser se deshaga y no seas más que nada? ¿No hemos estado buscando milenios la respuesta de que no es así?

Pero... ¿Qué sucederá si realmente es así? Si la Muerte es el desvanecimiento total, el fin de todo... ¿Tiene sentido la Vida?

Y Dios dijo: "Hágase el Caos"

No hace demasiado tiempo, vi una película en el cine (algo inaudito; si voy al cine cada cuatro meses es pedir mucho) que me hizo reflexionar, un poco más, sobre la religión.

La película en cuestión era "El Libro de Eli" , una película de tipo post-apocalíptica, en un futuro distópico. Uno de los puntos curiosos de la película se basa en que ves los restos del desastre, escuchas hablar de él, pero jamás se hace referencia directa a lo que sucedió. Eso, a mi opinión, resulta más perturbador que citarlo. ¿Y por qué? Tan sencillamente porque, en otras películas con futuros distantes/distópicos (Waterworld, Matrix, hasta Wall-E), siempre te narran por qué sucedió el "desastre que destruyó a la humanidad tal y como se conocía". Eso, en parte, reconforta al espectador, sabe que eso no ha sucedido. Pero en la película en cuestión, no dice nada al respecto. Y esto te puede hacer dudar; incluso, te podría hacer pensar: ¿Es realmente esto a lo que puede llevar la situación mundial ahora mismo?


Pero volvamos al asunto de la religión. Trataré de evitar spoilers centrándome en el tema.

Uno de los aspectos que trata la película se basa en un dicho popular muy conocido ("La Fe mueve montañas"). Esto es tan fácil como pensar: ¿Qué se ha hecho en el mundo en nombre de Dios, Alá, el Panteón Griego o los inmumerables seres que venera el ser humano? Cruzadas, masacres, ocultar la historia, guerras, y un derramamiento de sangre, desde que el tiempo es tiempo. La Fe no solo mueve montañas, como podemos ver, y como la película hace entender, puede ser empleada como un arma. Un arma, porque en nombre de la Fe, se pueden hacer los actos más salvajes que la raza humana conoce. Por supuesto, no negaré que también la Fe tiene su lado positivo. Y vaya que lo tiene. Opino que todo el mundo ha de poseer Fe en algo, ya sea él mismo, una divinidad, o en el Progreso. Pero has de tener la creencia y el espíritu para seguir adelante, pensar en metas, caminos, sendas, y maneras. No obstante, no creo que la Fe se reduzca a "sigue las normas que llevamos milenios haciendo". Considero la Fe como algo personal, no un arma, ni tampoco algo que deba llevarse más allá.

Soy Ateo, y no hago nada por ocultarlo ni me avergüenza. Ni estoy bautizado, ni soy creyente, ni pienso empezar ahora, con 18 años. Nunca digas nunca, eso siempre lo he escuchado. Pero puedo decir, sin temor a equivocarme, que actualmente, no hay nada que me haya hecho cambiar de opinión respecto a mis creencias. Respeto la creencia de los Católicos, Islamistas, Judíos y demás religiones; no soy quién para negarlas. Ahora bien, ello no quita que en diversas ocasiones, sus actos sean para mí reprobables.

Muchos conocen los típicos cuentos sobre la Inquisición, formada (Si mis conocimientos de Historia) no fallan, por Isabel la Católica. Si bien mucho de lo que se cuenta de la Inquisición fueron mentiras introducidas por Franceses e Ingleses para debilitar la posición del Imperio Español, no se puede negar lo macabros que fueron sus actos. ¿Por qué las torturas, las mutilaciones, las masacres, las piras...?


¿ Por qué limitar tu alimento, forzarte a actuar de una forma, prohibirte lo que por naturaleza has de hacer?

Muchas respuestas no pertececen a la Divinidad sino a la inteligencia y sagacidad de los que vieron que la Fe era un arma terrible, que adecuadamente esgrimida, podía cambiar el mundo. En la película, se observan los intentos por esgrimir dicha arma, que se consideró la causante de la catástrofe que sumió al mundo en la ruina.


Pero la cuestión es: ¿Realmente la Fe es la única arma que puede hacer eso? La respuesta está fuera de nuestro alcance...



PD: Como siempre, la neutralidad al respecto jamás me ha salido bien del todo. Siempre me han gustado el culto a la Naturaleza y a Gaia, la Tierra Viva.

La Magia de las Palabras

Recuerdo que cuando escuché hablar de los blogs por primera vez, mi impresión fue:
- "Parece muy interesante"
Pero, bien por mi desconocimiento del tema, bien por mi timidez habitual, la idea de empezar un blog cayó en el olvido... Hasta no hace mucho.

Leyendo blogs de compañeros y amigos, he caído en la cuenta de varias cosas:
  • Primero, que uno de mis mayores miedos era el poder expresarme adecuadamente en ellos; nunca comprendí como conseguían los autores de otros blogs desarrollar tanta personalidad a la hora de escribir.
  • Segundo, que mis miedos eran infundados. De hecho, lo que más me ha costado a la hora de empezar esto no ha sido ni más ni menos que el nombre... Así que no me echará hacia atrás la forma de expresarme.

Quienes lean estas palabras (que no serán muchos), sin duda pueden encontrar curiosa la inscripción principal. Es griego. No penséis mal; yo no sé ni jota sobre dicho idioma, pero la sabiduría helenística siempre me gustó. Puede ser porque ya desde pequeño, el regalo de unos familiares fue una plaquita con mi nombre, que rezaba:

Néstor, de origen griego, que significa "viajero".

Extraño, para alguien que no le gusta nada más que su isla. Pero quizá no se refería, esa placa, a los viajes físicos. Mi mente viaja, de eso no he dudado nunca; así como mi mirada. Veo muchas cosas, y aunque otras se ocultan en la bruma, pues soy bastante despistado, podría decirse que me enorgullezco de mi capacidad para observar. Y en silencio.

Es curioso, como funcionan las palabras... La inscripción griega la obtuve de un Traductor, al emplear las palabras "Vigilante Silencioso". Pero al hacerlo al revés, tradujendo la inscripción en griego al español, obtuve las palabras "Observador Tranquilo". Ignoro si es mera casualidad, pero creo que son palabras que definen mi modo de ser a la perfección.

Tal vez esta sea la primera entrada de muchas, quién sabe. Actualmente hay muchas cosas que he de hacer, pero espero poder llenar este pequeño diario público con más notas. Quizá incluso me ayude.