domingo, 26 de septiembre de 2010
Y vuelta a empezar.
jueves, 17 de junio de 2010
La Visualización de las Palabras
Mucho se contaba sobre aquella criatura que no era humana. Cruelmente llamada "mero experimento", su existencia se debía realmente a ello y no otra cosa, la prueba de que hay caminos que incluso aquellos que rigen el cielo y la tierra son incapaces de ver. Si, su existencia servía para probar que los Dioses no pueden verlo todo, pero, aparte de ello, estaba condenado a una eternidad de repudia y odio irracional. Irracional porque nadie apenas lo conocía; él no estaba dispuesto a ello fácilmente, y ningún humano, enano, o ángel se hubiera atrevido a hacerlo directamente sin ningún buen motivo. Y no solamente por su aspecto, sino precisamente por todo lo demás.
Aunque su aspecto imponía. Mediría cerca de dos metros de altura, no un ser desproporcionado, pero si bastante alto para los humanos e incluso para los Ángeles, que superaba con facilidad el 1.90 de altura. Su pelo, largo hasta los hombros, y enmarañado, en otros tiempos hubiera sido blanco o plateado, pero ahora parecía más bien gris, cubierto con el polvo de los caminos, no obstante cumplía su función, que era la de ocultar aún más si era posible sus facciones, de las que solo se podían intuir que eran estilizadas y no humanas. Solamente sus ojos, brillantes como el fuego, se veían a través de la oscuridad que generaba la capucha, de la que algunos propugnaban no ser natural sino mágica.
Su cuerpo era el de alguien que había estado ejercitándose toda la vida, pero no para obtener un mejor aspecto físico, sino para ser capaz de adaptarse a todo lo que sucediera a su alrededor. Era fuerte, pero sus músculos no estaban tan definidos como los enanos o humanos, y era rápido, muy rápido, algo que no se veía a simple vista. Su piel, tan oscura como el vacío de la noche, dejaba entrever numerosas cicatrices y golpes, producto de las batallas; aunque muy pocas en comparación con las que se decía que tenía que haber sufrido, sobre todo durante su Caída, suceso que nadie mentaría en su presencia. Manos ágiles, veloces para empuñar un arma, y pies ligeros. Algunos hablaban de extrañas ocasiones donde había salido a relucir el lado angélico de su figura, un gran par de alas negras que surgían de su espalda, prácticamente haciéndolo invisible durante un vuelo nocturno. Se hablaba de plumas de cuervo o ave de carroña, pero los pocos que lo respetaban sabían que eran del mismo origen que las plumas de las alas de los Ángeles de las Montañas Perdidas, mágicas.
Tal era la figura de la que tantos recelaban, aunque no muchos conocían su nombre; por la referencia a su padre se le conocía. Pues se decía de él que, así como su padre fue una bendición, él no podía traer más que problemas, por su aspecto y su actitud, capaz de degollar ancianos o niños con un gesto, o arrasar poblados inocentes. Muy pocos conocían realmente sus verdaderos motivos, el resto prefería ignorarlos. ¿Por qué preocuparse por un ser que seguramente sería maligno, y que solamente mediante la voluntad del amable y considerado Cónclave permanecía con vida entre ellos?
Pocos, muy pocos... Las Familias Reales y el Cónclave sabían que a pesar de su enigmática figura, era un asesino perfecto y un siervo totalmente fiel; y lo usarían como arma contra todo aquello que se les opusiera, hasta que no pudiera ser de mayor utilidad...
[...]
- Me preguntas quién soy... No soy más que una herramienta para aquellos que una vez honraron a mi padre como un dios. No soy más que un ejemplo del mal para los niños, un asesino para los hombres honrados, una despiadada bestia para las mujeres... Y no les negaré ese pensamiento. He torturado, masacrado aldeas inocentes de criaturas que no podían defenderse ante mí. He matado niños, he empalado docenas de guerreros con mis armas... O eso es lo que quieren oír. No podrían soportar la verdad, de escuchar la maldad que nace en los propios humanos de los otros lugares a los que soy enviado... No soportarían escuchar acerca de religiones que piden un brazo de un niño pequeño, como ofrenda al Dios Cuervo, no resistirían escuchar la salmodia al Cadaver Andante, o las torturas tribales de los Hijos del Cráneo a sus víctimas... Si supieran que humanos como ellos pueden causar tanto daño a sus congéneres, se volverían locos, flaquearían sus ya débiles esperanzas... Es mejor que piensen que yo albergo todo el mal del mundo, a tener que erradicar a aquellos a los que juré defender...
sábado, 22 de mayo de 2010
Tiempo, Tiempo, Tiempo.
sábado, 8 de mayo de 2010
La Evasión de las Palabras.
La sala se encontraba en una absoluta oscuridad, no había el mínimo indicio de luz, fuera natural o artificial. La única puerta de la sala estaba cerrada, y apoyado en ella, una figura, alta, muy alta, que esperaba. Diez años habían pasado hasta que volviera a repetirse el acto, en el que uno de los arcos que se encontraban en el lugar comenzara a brillar. La luz parecía provenir del mismo metal, formando unos destellos extraños que jugaban en el metal de los arcos circundantes. Leves chispas surgían del artefacto, chispas de luz que crecían y crecían, luchando contra las sombras, formando una esfera compacta de energía que comenzó a crecer, expandiéndose por el metal del arco, cambiando su color grisáceo por uno de un tono azulado. La energía comenzaba a crecer y a iluminar más la sala con su luz, revelando la presencia de muchos arcos metálicos, más allá de los que lo rodeaban; quizá habría más de medio centenar de aquellas estructuras, todas distintas entre sí. Mas este era distinto al resto por ser el único iluminado, la energía circulaba a través del metal, hacia un lado y hacia otro, formando una película de bruma que cubría el resto de la superficie bajo el arco. Susurros comenzaron a surgir, provenientes desde algún otro lugar que no era aquel, pues la alta figura que observaba la escena al otro lado seguía sin denotar ningún movimiento, salvo su respiración, que indicara que estaba vivo. Solo se movió cuando el proceso hubo terminado, avanzando hacia el lugar varios pasos hasta que quedo a un escaso metro de la fuente de luz, que titilaba y se agitaba levemente. Las figuras borrosas que podían verse a través de la bruma parecían estar observando, al igual que el alto ser que esperaba al otro lado. Entonces fue cuando una de las figuras avanzo, y lo que parecía un pergamino cerrado comenzó a ser visible y claro, surcando la bruma, trasladándose a un lugar desde otro muy lejano. Cuando cayó, la figura alta se aprestó a tomarlo. En su movimiento, la figura del otro extremo que había entregado el pergamino habló, la bruma distorsionando la voz de una forma curiosa:
- Deberá recibir tu Maestro este mensaje de forma rauda y precisa, o no volverá a verlos más. Tú, Xeniam, envía nuestra voz a tu señor. – Aún la bruma distorsionaba las palabras, el desagrado y la suficiencia afloraron de forma clara. Quien habló se dio la vuelta y se alejó en la bruma, que comenzó a esparcirse por el lugar, la energía que rodeaba el portal desapareció, y la oscuridad volvió a dominar la gran sala. La criatura referida como Xeniam observó la oscuridad entre los pilares del arco aún un momento antes de darse la vuelta, y comenzar a caminar hacia la puerta. Con un leve chasquido, se abrió, y por primera vez en diez años, la sala quedó vacía de presencias vivas.
Aquel quien portaba el pergamino avanzaba con decisión a través de los largos pasillos. Su altura le permitía avanzar a grandes zancadas, apremiándose en llegar a su destino, y entregar el mensaje. Su larga melena fluía al viento, negra como la noche y tan revuelta como una tormenta; no era algo de lo que se preocupara, como su aspecto en general; ropas gastadas, no más que una armadura ligera de cuero y una toga por encima, con la espalda totalmente expuesta, por motivos evidentes.
Con rapidez, llegó al final del pasillo, encontrándose con una puerta distinta a las que había cruzado; aparte de estar entreabierta, era mucho más grande y ornamentada que las sobrias puertas que aguardaban atrás. Con un leve gesto, el Xeniam avanzó, adentrándose en la oscuridad con el pergamino aún en la mano.
La sala estaba sumida en las sombras, solo unos leves rayos de luz plateada atravesaban parcialmente la estancia, iluminando los ojos de otros muchos Xeniam; plateados, blancos, azules, púrpuras... Pero ningún par de ojos brillaba tanto como los de quien se encontraba al otro extremo de la sala, el único que se incorporó y avanzó hacia el recién llegado; el resto solamente observaba atentamente, atraídos por la luz.
- Diez años han tardado en volver su mirada hacia arriba... Eran ellos, ¿cierto? - preguntó la figura, sensiblemente menor al mensajero. Este asintió levemente, sus ojos miraban hacia el infinito. Abrió más la puerta, para poder ver mejor a su interlocutor.
Con la puerta abierta, se veía claramente que aquel que había hablado era al menos una cabeza menor que el más bajo de los seres que allí se encontraban. De cabellos largos y plateados, mucho más cuidados que el resto de los suyos, era con diferencia el más diferente de todos ellos. No era posible decir el qué, pero carecía de algún rasgo común al resto; quizá esa mirada inquietante, que parecían más unas cuencas vacías que una mirada real, o las cicatrices que poblaban sus brazos y rostro; producto de numerosas batallas. Vestía una armadura de algún metal muy ligero, tanto que ondeaba a su andar, como si de una túnica se tratara, pero con la espalda parcialmente cubierta (a diferencia del resto que no llevaba completamente nada que cubriera su espalda u hombros) por parte de la armadura. Alzó una mano, y pronto el pergamino cayó en ella, rompiéndose el cierre que lo mantenía sellado. En ese mismo lugar, comenzó a leerlo con rapidez y atención, frunciendo el ceño a cada palabra que leía.
- Ni un tres... No hay posibilidades... Esto debe ser un castigo o vuelven a probar que sigo siendo de utilidad... - murmuró, para luego observar a los suyos. Con un gesto, abandonó la estancia, a un paso rápido. El mensajero volvió a su lugar, junto a los suyos, y se quedó ahí, observando la franja de luz que la puerta permitía pasar... Pues él, como el resto, estaban muertos por dentro, y solamente el Maestro podía hacer que no fueran más que cáscaras sin vida...
La Sala de los Arcos volvió a brillar con la luz mortecina de uno de los artefactos de metal, mientras la figura sombría esperaba impaciente al otro lado. Llevaba una capa larga que ocultaba bastante bien sus facciones, si bien la enorme espada que llevaba atada a la espalda hacía añicos cualquier esperanza de permanecer oculto. Leyó una vez más el pergamino antes de aplastarlo con su mano y arrojarlo al suelo, hecho ya cenizas.
- Un mundo condenado a la extinción. Un lugar sin magia y sin nada más que humanos... No será un viaje agradable.
Avanzó a través del arco y su imagen se perdió entre la bruma...
Capítulo 0 - Relatos del Joven Noble - El Inicio del Viaje
Despertó del agitado sueño aferrándose a sus rodillas. El muchachito estaba aterrado por los recuerdos de la pesadilla, aún frescos en su mente. Suspiró, tranquilizándose, observando su cuarto, impoluto como siempre se encontraba. Un gran armario con numerosos cajones, así como un espejo de cuerpo entero, era quien confrontaba su lugar en el cuarto, y devolvía su reflejo. Un niño de unos trece años, quizá, su aspecto infantil y menudo así daban a entender, más su pálida piel había visto, o mas bien, no visto el sol en quince largos años. Se consideraba casi un adulto, y así era considerado en su familia.
En el exterior, las luces del alba ya luchaban por vencer a las cortinas, para anegar la oscuridad de la sala de luz. No obstante, si se podían escuchar con claridad los movimientos de la casa. Criados y siervos por doquier trasladaban diversos enseres, al son de las órdenes del Señor Solamonte, cuya potente voz se escuchaba con facilidad en la vivienda. Su esposa se encontraba ocupada, encargándose personalmente del embalaje de las más caras joyas y los más fastuosos vestidos de gala. Finalmente, se acordó el muchacho del origen de tanto ajetreo a una hora tan temprana: Se iban de viaje. Un viaje muy especial, claro está, el joven asistiría por primera vez, a aquel evento, el más importante de todas las tierras que el joven conocía, era el…
- Milord, ya casi es la hora, es menester que os preparéis para el viaje. – Una suave voz le distrajo de sus pensamientos matutinos. Provenía de una de las más jóvenes sirvientas de la casa, que se apresuraba a ordenar y recogerlo todo. El muchacho asintió levemente, pero no llegó a levantarse inmediatamente del cómodo lecho. Observando a la joven, quien trabajaba duramente a pesar de tener la misma edad que él, sus pensamientos divagaron hacia otros senderos. Viendo sus escuálidas formas pegarse a la miseria con lo que podía permitirse vestir, se recordó a sí mismo que, a la vuelta del viaje, debía terminar de cortejar a la joven Liria. De ese modo, sus padres aceptarían el adelantar la fecha para la boda concertada desde casi su nacimiento. Si ella creía que estaba preparada, cosa de la cual debía encargarse él, que apenas la superaba en dos años, podrían efectivamente unirse en sagrado enlace en unos pocos meses, evento que el joven deseaba fervientemente con solo pensar en aquella niña bajo su cuidado. Pronto tendrían hijos, y estos deberían relacionarse con los que tuviera el primogénito de la familia Barrech con su también joven esposa. Val era un viejo amigo y no tendría reparos en orquestar con él bodas concertadas a las pocas semanas del nacimiento de sus respectivos hijos. Si había fortuna, en apenas unos quince o veinte años, poseería el doble de riquezas y poder que el que disponía actualmente la familia Solamonte, con todas las ventajas de la vida de casado que poseería… Finalmente el joven se desperezó y salió de la cama.
Vestido y apropiadamente aseado, el joven descendió por la escalera ornamentada hacia el piso principal, donde ya se encontraban sus padres, esperándole desde hacía algún tiempo. El señor Solamonte era un hombre fornido, ya entrado en años. Perfectamente afeitado, su cabello era oscuro, con algunos matices grises, que auguraban el envejecimiento del hombre. Sus ojos, fríos y penetrantes, observaban con reprobación a su hijo.
- Procura ser más diligente en tu despertar, hijo mío, sobre todo cuando se aproxima el momento de realizar un viaje tan importante que hacer como este.
- Mis disculpas, querido padre, pero la excitación de realizar un viaje tan importante me ha impedido ser todo lo raudo que desearía. – Mientras, la señora Solamonte seguía impartiendo órdenes a siervos mucho mayores que ella, pues para todos era evidente que la señora Solamonte era al menos diez o quince años menor que su cónyuge. De cabellos castaños y mirada apesadumbrada, su rostro era tan enjuto como sus formas, perdidas en lo que alguna vez fueron.
- Ya sabes, hijo, partiremos hacia el Gran Templo de
- Si, madre.
- En ese caso, es la hora de partir. Volveremos en unas semanas, hasta entonces, la familia Barrech velará por nuestras tierras, con la petición de que en nuestro viaje nos acompañen tanto el joven Barrech como su esposa. Sin duda, la presencia de tu amigo Val te será de interés. - comentó su padre, no sin razón. Val sería una amena y grata compañía de viaje.
Capítulo 0 - La Peregrinación del Joven Iluminado - Arribo a la Costa.
Caía la tarde en el puerto cuando se escucharon las fuertes campanadas, provenientes de un pequeño barco pesquero que, en aquellos momentos, se aproximaba al muelle, presto a atracar. Numerosos marineros echaron el ancla hacia las profundidades de las aguas del puerto, mientras otros lanzaban cabos dirigidos a frenar el impulso del barco. La campana no dejaba de repicar en toda la acción, llamando la atención de los habitantes del pueblo.
- ¡Milagro, milagro! ¡Ha sucedido un milagro! ¡Llamad al Párroco! – gritaban los enfebrecidos pescadores, aún mientras desembarcaban con habilidad y experiencia, colocando la pasarela vetusta en la cubierta del barco.
- ¿Pero qué ocurre, por
- Hemos encontrado un verdadero milagro en el mar. ¡Un joven en el mar con
- Vaya… ¿Pero no podría ser una nueva estratagema de esos bárbaros de los Kiren?
- Sin duda, el párroco comprobará eso, nadie puede mentir a uno de ellos, ni ocultarse a su mirada.
- No os equivocáis, ciertamente. Veamos qué sucede con ello, ojala sean ciertas vuestras palabras y que un elegido por
sábado, 1 de mayo de 2010
La Fuerza de las Palabras.
Soy una persona bastante impresionable. Me cuesta distinguir ciertas ironías, bromas, o frases con sentido oculto. Peco de ingenuo; y eso es algo que últimamente se paga muy caro en el mundo en que vivimos, cuyo sistema social radica en buena parte en superar a los demás. Es decir, pisotear y embaucar al resto, mentir y traicionar. ¿Que no? Vamos, seamos sinceros; tal vez no de forma tan tan directa, peeeeero es así.
Volviendo a mí mismo (que para algo estoy escribiendo yo, vamos), si hay algo que me afecta de verdad son las mismas palabras y su contenido. Es algo... Raro. Es decir, la fuerza que las palabras actúan sobre mí puede conseguir que esté varias semanas/meses desanimado, y en otras ocasiones abren todo un universo dentro de mi pensamiento. Me explicaré; sencillamente, me creo las palabras. Cuando leo algo, lo considero una verdad fundamental (tampoco soy tan crédulo, pero en general es así) y automáticamente una imagen idealizada aparece en mi mente. Esto es, desde siempre considero que tengo una buena imaginación, y si unes eso al hecho de que me impresionen las palabras, tienes una cosa que de primeras parece buena... Pero no hay negro y blanco en este mundo.
Me cuesta ver la mentira en palabras, las historias tristes, dramáticas, o de contenidos violentos alteran mi psique. Recuerdo que una vez leí el relato de una violación, y estuve cerca de dos meses medio traumatizado al respecto. Recuerdo ver una serie anime (Neon Genesis Evangelion, para los entendidos) y estuve dudando tres semanas sobre el motivo de mi existencia. Eso, unido a mi acostumbrado pesimismo, forman un cóctel bastante chocante.
sábado, 24 de abril de 2010
Boinc, Boinc.
No espero que alguien sepa de primeras lo que es. Y aunque está bien explicado en la página web, intentaré explicaros de forma somera qué es y para qué sirve, probablemente cargándome todo el interés que pudiera despertaros el leer la página oficial.
A la hora de obtener datos científicos o de todo tipo, un problema recurrente no ha sido, como muchos podrían esperar, la falta de información, sino el poder procesarla y analizarla. Científicos de todo el mundo se han percatado de que hemos llegado al punto donde tenemos más información de la que podemos procesar. Actualmente existen varios "Superordenadores" que el ser humano ha creado (algo con lo que no podríamos dedicarnos al MSN, no), cuya única función es desentrañar misterios de la ciencia, o analizar señales del espacio. Son ordenadores cuyas características, por ejemplo, son:
- Velocidad de Proceso: miles de millones de instrucciones de coma flotante por segundo (Diría que no son Pentium II, no).
- Miles de usuarios (muy cualificados, por supuesto) empleándolas en instalaciones especiales con unos sistemas de refrigeración industrial.
- Clientes usuales: grandes centros de investigación.
- Penetración social: prácticamente nula. (¿A quién le importa esto cuando puede cotillear con la vecina?).
- Impacto social: muy importante en el ámbito de la investigación, ya que provee cálculos a alta velocidad de procesamiento, permitiendo, por ejemplo, calcular en secuencia el genoma humano, número Pi, desarrollar cálculos de problemas físicos dejando un margen de error muy bajo, etc.
- Parques instalados: menos de un millar en todo el mundo.(Y os preguntaréis por qué)
- Costo: hasta decenas de millones de dólares cada una de ellas. (Por esto).
"Si uno grande cuesta millones, quizá millones más baratos puedan servir"
Y así nacieron los sistemas como Boinc. Boinc no es más que una de las plataformas de computación distribuida más potentes del mundo, superando a cualquiera de los Superordenadores actuales, siendo el proyecto de SETI@Home el más antiguo y conocido. ¿Cuál es este proyecto? Imaginaos qué es si las siglas son: Search for ExtraTerrestrial Intelligence . Si, busca vida extraterrestre analizando señales que recibe del espacio.
¿Qué fue lo que me interesó de esto? Como la propia página dice, este programa emplea parte de la CPU de tu ordenador para realizar una infinitésima parte de los cálculos que recibe continuamente. Un solo ordenador personal no puede realizar demasiado trabajo, pero si piensas que hay más de medio millón de ordenadores haciendo lo mismo, la cosa cambia. ¿Te gustaría aportar, de una forma física, tu granito de arena para ayudar a la Ciencia? A mí no me importa dejar parte de los recursos de mi ordenador para dicho programa (De hecho me consume el 75% de la CPU, lo puedes especificar tú mismo), ya que creo que no pierdo nada por ello.
Si a alguien le ha parecido interesante esta horrible presentación que he hecho, hay ciertos enlaces interesantes, siendo el más útil el instalador del servicio BOINC. Una vez dentro, puedes elegir los proyectos en los que quieres unirte; desde el SETI, hasta los que trabajan en predicciones climatológicas, la resolución de problemas matemáticos sin resolver, la desencriptación de mensajes codificados...
La pregunta no es "Por qué". Diría que la pregunta puede ser "Por qué no".
El Eterno Dilema.
Y durante muchos siglos, los humanos han pensado. Unos, más que otros. Filósofos, Científicos, o simplemente Pensadores, qué más da el nombre. La cuestión es que desde siempre ha existido gente que observa el mundo desde otro punto de vista, no se queda en lo terrenal, sino que intenta abarcar más allá, siempre, de los límites de su comprensión.
Al respecto, existe, ha existido, y probablemente exista, un tema que ha sumido en la confusión a todos los que alguna vez han intentado descifrarlo. La Muerte. El Gran Olvido, la Eterna Oscuridad, el Último Viaje... Docenas de nombres se le han dado desde el principio de los tiempos. Para unos, el momento donde el alma imperecedera se separa del cuerpo terrenal y en pecado; el instante que juzgará su destino, si un descanso eterno o un abismo de oscutidad y dolor. Para otros, la muerte no es más que el comienzo, la eterna rueda de la vida y la resurrección simplemente dará otro giro, y el alma olvidará todo lo que fue. Algunos definen la muerte como el momento donde las células que componen nuestro cuerpo no funcionan apropiadamente, perdiendo nuestro cuerpo la capacidad de funcionar, y simplemente, no podemos continuar.
La historia ha mostrado que desde las culturas más antiguas, se ha intentado buscar explicación, o desentrañar las verdades de la muerte. Templos de culto, Dioses que velan por aquellos que mueren, explicaciones científicas... Todo oculta algo; no sabemos qué sucede después de ello, y el miedo a lo desconocido es algo que logra tambalear toda nuestra existencia.
El olvido, es lo que temen algunos. El temor a que tu existencia haya sido fútil, que no hayas conseguido nada por lo que haya merecido la pena tu esfuerzo. Conozco ese temor; lo sufro demasiado a menudo. Pensar demasiado es pensar en vano, me temo. Dicen que la ignorancia da la felicidad, y muy probablemente sea cierto; dudo que aquellos que no piensan en la muerte la teman, o esperen con temor lo que suceda. Simplemente, viven la vida. Algo tan fácil... Y tan incanzable para mí. No hace mucho me descubrí haciéndome a mí mismo una revelación, tan autodestructiva que me hizo temblar a mí mismo, a pesar de que fueran solamente las 7:25 de la mañana y estuviera en el transporte camino a la Universidad. Esto fue lo que me dije:
"Existen dos cosas fundamentales del ser humano: El nacer de otro, y la muerte. Dado que una vida humana es insignificante en relación al todo, al mundo que vivimos, a los actos de la humanidad, al espacio, al cosmos...No tiene sentido vivir una vida condenada al no lograr nada, y al olvido."
Puede parecer idiota... Pero decirse a sí mismo algo como esto cuando tu cerebro aún está medio dormido, asusta. Al menos, a mí. Recuerdo que, de pequeño, incluso pensaba en estas cosas, en la muerte y en lo que sucedería. Recuerdo que yo, iluso, me decía "Eso no me pasará, yo no me moriré." Y no tendría ni ocho años...
¿Qué es lo que espera a los humanos tras la muerte? ¿Existe el Cielo, el Paraíso, el Ciclo de la Resurrección? ¿Los fantasmas, otras vidas paralelas, una eternidad encerrado en una caja pútrida? ¿O no nos espera nada más que el vacío y la inexistencia? ¿No asusta, el pensar que cabe la posibilidad de que, una vez tu tiempo en este mundo acabe... Simplemente lo que conforma tu ser se deshaga y no seas más que nada? ¿No hemos estado buscando milenios la respuesta de que no es así?
Pero... ¿Qué sucederá si realmente es así? Si la Muerte es el desvanecimiento total, el fin de todo... ¿Tiene sentido la Vida?
Y Dios dijo: "Hágase el Caos"
La película en cuestión era "El Libro de Eli" , una película de tipo post-apocalíptica, en un futuro distópico. Uno de los puntos curiosos de la película se basa en que ves los restos del desastre, escuchas hablar de él, pero jamás se hace referencia directa a lo que sucedió. Eso, a mi opinión, resulta más perturbador que citarlo. ¿Y por qué? Tan sencillamente porque, en otras películas con futuros distantes/distópicos (Waterworld, Matrix, hasta Wall-E), siempre te narran por qué sucedió el "desastre que destruyó a la humanidad tal y como se conocía". Eso, en parte, reconforta al espectador, sabe que eso no ha sucedido. Pero en la película en cuestión, no dice nada al respecto. Y esto te puede hacer dudar; incluso, te podría hacer pensar: ¿Es realmente esto a lo que puede llevar la situación mundial ahora mismo?
Pero volvamos al asunto de la religión. Trataré de evitar spoilers centrándome en el tema.
Uno de los aspectos que trata la película se basa en un dicho popular muy conocido ("La Fe mueve montañas"). Esto es tan fácil como pensar: ¿Qué se ha hecho en el mundo en nombre de Dios, Alá, el Panteón Griego o los inmumerables seres que venera el ser humano? Cruzadas, masacres, ocultar la historia, guerras, y un derramamiento de sangre, desde que el tiempo es tiempo. La Fe no solo mueve montañas, como podemos ver, y como la película hace entender, puede ser empleada como un arma. Un arma, porque en nombre de la Fe, se pueden hacer los actos más salvajes que la raza humana conoce. Por supuesto, no negaré que también la Fe tiene su lado positivo. Y vaya que lo tiene. Opino que todo el mundo ha de poseer Fe en algo, ya sea él mismo, una divinidad, o en el Progreso. Pero has de tener la creencia y el espíritu para seguir adelante, pensar en metas, caminos, sendas, y maneras. No obstante, no creo que la Fe se reduzca a "sigue las normas que llevamos milenios haciendo". Considero la Fe como algo personal, no un arma, ni tampoco algo que deba llevarse más allá.
Soy Ateo, y no hago nada por ocultarlo ni me avergüenza. Ni estoy bautizado, ni soy creyente, ni pienso empezar ahora, con 18 años. Nunca digas nunca, eso siempre lo he escuchado. Pero puedo decir, sin temor a equivocarme, que actualmente, no hay nada que me haya hecho cambiar de opinión respecto a mis creencias. Respeto la creencia de los Católicos, Islamistas, Judíos y demás religiones; no soy quién para negarlas. Ahora bien, ello no quita que en diversas ocasiones, sus actos sean para mí reprobables.
Muchos conocen los típicos cuentos sobre la Inquisición, formada (Si mis conocimientos de Historia) no fallan, por Isabel la Católica. Si bien mucho de lo que se cuenta de la Inquisición fueron mentiras introducidas por Franceses e Ingleses para debilitar la posición del Imperio Español, no se puede negar lo macabros que fueron sus actos. ¿Por qué las torturas, las mutilaciones, las masacres, las piras...?
¿ Por qué limitar tu alimento, forzarte a actuar de una forma, prohibirte lo que por naturaleza has de hacer?
Muchas respuestas no pertececen a la Divinidad sino a la inteligencia y sagacidad de los que vieron que la Fe era un arma terrible, que adecuadamente esgrimida, podía cambiar el mundo. En la película, se observan los intentos por esgrimir dicha arma, que se consideró la causante de la catástrofe que sumió al mundo en la ruina.
Pero la cuestión es: ¿Realmente la Fe es la única arma que puede hacer eso? La respuesta está fuera de nuestro alcance...
PD: Como siempre, la neutralidad al respecto jamás me ha salido bien del todo. Siempre me han gustado el culto a la Naturaleza y a Gaia, la Tierra Viva.
La Magia de las Palabras
- "Parece muy interesante"
Pero, bien por mi desconocimiento del tema, bien por mi timidez habitual, la idea de empezar un blog cayó en el olvido... Hasta no hace mucho.
Leyendo blogs de compañeros y amigos, he caído en la cuenta de varias cosas:
- Primero, que uno de mis mayores miedos era el poder expresarme adecuadamente en ellos; nunca comprendí como conseguían los autores de otros blogs desarrollar tanta personalidad a la hora de escribir.
- Segundo, que mis miedos eran infundados. De hecho, lo que más me ha costado a la hora de empezar esto no ha sido ni más ni menos que el nombre... Así que no me echará hacia atrás la forma de expresarme.
Quienes lean estas palabras (que no serán muchos), sin duda pueden encontrar curiosa la inscripción principal. Es griego. No penséis mal; yo no sé ni jota sobre dicho idioma, pero la sabiduría helenística siempre me gustó. Puede ser porque ya desde pequeño, el regalo de unos familiares fue una plaquita con mi nombre, que rezaba:
Néstor, de origen griego, que significa "viajero".
Extraño, para alguien que no le gusta nada más que su isla. Pero quizá no se refería, esa placa, a los viajes físicos. Mi mente viaja, de eso no he dudado nunca; así como mi mirada. Veo muchas cosas, y aunque otras se ocultan en la bruma, pues soy bastante despistado, podría decirse que me enorgullezco de mi capacidad para observar. Y en silencio.
Es curioso, como funcionan las palabras... La inscripción griega la obtuve de un Traductor, al emplear las palabras "Vigilante Silencioso". Pero al hacerlo al revés, tradujendo la inscripción en griego al español, obtuve las palabras "Observador Tranquilo". Ignoro si es mera casualidad, pero creo que son palabras que definen mi modo de ser a la perfección.
Tal vez esta sea la primera entrada de muchas, quién sabe. Actualmente hay muchas cosas que he de hacer, pero espero poder llenar este pequeño diario público con más notas. Quizá incluso me ayude.