martes, 25 de diciembre de 2012

El Mundo en Ruinas: Armas y Drogas.

Cuando uno echa la vista hacia atrás, siempre ve muerte, desolación y caos... Guerras inhumanas donde se emplea cualquier método para aplastar al enemigo. Pero nunca hubo una guerra como aquella... Una guerra basada en una única tecnología en avance; la guerra bio orgánica. Las armas vivientes, capaces de pensar por sí mismas, pero atadas al intelecto y al orden humano. Cientos de países se hundieron bajo el peso imparable de aquellas armas vivas, adaptables a cualquier medio y situación. Sin embargo, tanto poder era insostenible para los humanos... Y se volvió contra él. Las armas se volvieron contra sus creadores, y el mundo quedó en ruina. La práctica totalidad de los soldados, la mayoría de adultos de todo el planeta, fueron exterminados sin compasión. Aquello, cambió el mundo para siempre. Ciudades enteras fueron borradas del mapa, países completos fueron sumergidos bajo las aguas, o destrozados hasta la última piedra. Y las armas vivientes continuaban destrozando a los supervivientes...

Solo cuando la tecnología evolucionó para la defensa, los humanos tuvieron alguna posibilidad. Los contenedores de las armas fueron adaptados para someterlos de nuevo a la voluntad humana, pero sus números eran demasiado grandes; las bioarmas eran también capaces de reproducirse en completa libertad. Era necesario amasar a un nuevo ejército, pero no quedaban hombres o mujeres disponibles... Por lo que los niños fueron los escogidos. Pero ningún niño podría sobrevivir a un territorio destruido y arrasado para capturar a dichas bioarmas, por lo que debían ser condicionados psicológicamente. Se diseñó una potentísima droga que sumía a los niños en un estado de alucinación permanente, con el fin de evitar la segura locura. Mediante condicionamiento psicológico, se les adiestró para cazar a las bioarmas, mediante otras de menor capacidad y resistencia. La droga fue repartida por todo el mundo; inyectada en los contenedores que se les entregaban por docenas, inyectada en su comida, en la televisión que veían... Los niños jamás debían despertar, pues de lo contrario, jamás la raza humana sería capaz de anular la amenaza de las bioarmas. 

Al principio, fue complicado; cientos de niños fueron destrozados por las propias bioarmas que se les había asignado. Fue preciso aumentar todavía más las dosis de la droga en los candidatos para hacerles olvidar las espantosas imágenes en su cabeza... E incluso tuvieron que aplicarse dosis a sus familiares, con el fin de acondicionarlos a su nuevo estatus de destructor de bioarmas. Poco a poco, un mayor porcentaje de la población cayó bajo el influjo de la droga, y los niños soldado se erigían por millares. El número de bioarmas empezó a descender. Pero entonces, surgió un problema. ¿Qué hacer cuando la droga dejara de tener efecto? Entonces, hubo otra idea, aún más macabra. Harían que los soldados compitieran entre si, solo aquellos con la edad suficiente como para comenzar a ser considerados una amenaza. Todos aquellos campeones eran fácilmente silenciados o asesinados; era un sistema perfecto.

Naturalmente, había detractores... Muchos opinaban que usar a los niños como soldados, como armas humanas, era una completa aberración. Pero con una sociedad drogada y consumida, y un mundo lleno de muerte, ¿acaso había otra opción...? Las pocas ciudades que restaban en pie estaban rodeadas por agentes químicos que las aislaban de las bioarmas, al coste de depender de adquirir más y más químico. En el momento en que no pudieran seguir pagando, serían aniquilados por completo.

Y uno de esos jóvenes soldados se llamaba Ash Ketchum...

lunes, 12 de noviembre de 2012

Nunca mires atrás... Si tienes esperanzas.

Es tarde. Ya es demasiado tarde. Corres, corres sin mirar atrás. Porque sabes que en el momento en que lo hagas, estarás perdido. Corres, corres hasta que te parece que te han acuchillado el pecho. Solo la idea de que eso podría hacerse real ahora mismo te permite correr... Atraviesas la puerta, golpeándote con el borde y dejando uno de tus brazos entumecido. Nada, no hay nadie. Toda la planta principal del Aulario está vacía... Escuchas ese grito, ese graznido inhumano, ese ulular demoníaco... A tu espalda. Las palmeras se agitan, varias hojas caen de golpe con la racha de viento que precede su llegada.

El temor te invade; correr hacia abajo, todo está oscuro, no queda nadie. Hacia arriba, tal vez haya alguna salida. Te guías por la luz, las luces encendidas... Doce pasos después estás en el primer piso, y otros doce, estás en lo más alto. Es entonces cuando eso entra dentro del aulario, el cristal de la puerta salta en mil pedazos. Esos chasquidos, y los gritos que arroja, hacen que tu espalda se estremezca, como si hubieran arrojado una bolsa de cubitos de hielo por tu espalda. Rápido, tiene que haber una salida... Podrías romper la puerta del Oficial de Laboratorio y coger los soldadores, seguro que ese calor tiene que hacerle algo... O quizá, intentar probar los telé-

¡GRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARK!

Tarde. Lo tienes casi detrás tuya. Corres, vuelves a correr. Podrías intentar saltar hacia las palmeras, pero eres demasiado cobarde como para hacerlo, temes fracturarte o cortarte, a pesar de que estás a punto de morir. Entonces, una revelación... Las salidas de emergencia! Haces un sprint hasta una de ellas, y fuerzas la puerta. Entras, antes de que eso llegue al piso.

Intentas calmarte; quizá pueda oír tu corazón extremadamente acelerado. Poco a poco, conforme bajas las angostas escaleras, tus pulsaciones se relajan. ¿Qué es eso? ¿Por qué te persigue? ¿Por qué no hay nadie más? Entonces, caes en la cuenta. El rojo, la lluvia. No llovía calima. Llovía sangre.

¡GRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARK!

Te giras, lo ves. Tu cuerpo tiembla, cansado, aturdido, incapaz de siquiera caerse al suelo. Esa monstruosidad, esa criatura inhumana, imposible, no puede ser real. Esas garras afiladas, esos dientes, aún masticando carne y hueso... ¡No puede ser real!

Tu sangre, surgiendo tras una de las puertas de incendios, y tus chillidos de agonía, mientras mueres, solo, en un angosto pasillo de emergencia...Dice todo lo contrario.

sábado, 10 de noviembre de 2012

CdD - El Segador (I)

El libro con vida propia despliega sus páginas, abriendo aquellas que desea mostrar. Muchos han muerto o han enloquecido por su mera visión... ¿Te atreves? ¿Crees que merece la pena? Muchos poderes otorgan las palabras, pero también maldiciones. Avisado quedas... Las Crónicas del Daemon jamás han dejado indiferentes...


Xeniam Akran  - El Segador - Hijo del Ejecutor

De entre las amenazas latentes para el Resurgir Daemon, pocos elementos aparte de los odiados Aurem hay peores que el Ejecutor, y todo lo que de él sobrevive. Por supuesto, su propio vástago es el más perjudicial y nocivo para nosotros. Quizá, tanto como él mismo, si no conseguimos asesinarlo del todo antes.

Por supuesto, no es tarea fácil. Por empezar, donde el padre era una criatura construida mediante ciencia, el hijo ha sido formado por magia y ciencia. Lo que nuestros vivisectores descubrieron en la dulce época en la que fue una amenaza suprimida era especialmente revelador...

El cuerpo del Segador, alimentado y formado por magia, no requiere de más que de su propia magia interna, alimentada por sí mismo. Carece de tracto digestivo, órganos excretores... No tiene demasiada diferencia con respecto a su progenitor, salvo que este había sido construido mecánicamente; el Segador sigue un proceso más refinado. Hermoso, podríamos decir, siendo los maestros absolutos del despiece y la mutilación, resultó una experiencia muy fructífera desmontarlo y volverlo a montar numerosas veces... En vida, por supuesto. De otro modo no sería divertido.

Mediante esta continua experimentación, descubrimos que, a diferencia del Ejecutor, el potencial como catalizador de energías externas del Xeniam es prácticamente infinito. No tenemos demasiado claro para qué querría ese mil veces maldito hacer que su hijo pudiera conducir energía, pero fue divertido arrojar rayos a su cuerpo y ver cómo se expandían por todas partes. Recoger sus pedazos era un poco más molesto, aunque por algo existen las Castas Inferiores...

Pero ese delicioso bocado se escapó; el Bestial nos traicionó y ahora está de su parte. Almas fundidas... Parece que el hijo pretende seguir al estúpido de su padre. Ha de decirse que ha resultado ser un error garrafal no asesinarlo desde el primer momento en que llegó al Plano Daemon. Su experiencia en él, a pesar de que gran parte de su cuerpo original le fue arrancado, y la cáscara sobre la que se sostiene lo limita en gran parte, le ha fortalecido espiritual y mentalmente. Como diría en palabras del analizador mental Xhalos: "Lo hemos vuelto tan loco, que ha dado la vuelta. Ahora es más cuerdo que nunca. Le hemos hecho crecer mentalmente todo lo que esa cabecita podría dar de si.". Lo que quiere decir, que ha madurado exponencialmente, aún con su cuerpo medio muerto, ha asesinado a miles de Daemon de toda Casta y aspecto, y ha interrumpido demasiadas Brechas como para ignorarlo.

Lamentablemente, a diferencia del necio del Ejecutor, que disponía de una Brecha siempre abierta a través de la que nos desafiaba... No tenemos forma de asaltarlo en su hogar. Es completamente invisible. Así que deberemos esperar a que corra para salvar las siguientes almas a consumir, para volver a cazarlo. Almas, mm... Formar parte de la Casta de los Escribas siempre ha requerido una constante producción de alimento para nuestros gigantescos cerebros pulsátiles. Antaño, éramos los Cronistas de la Raza... Ahora, si no queremos que nuestras cabezas exploten por el conocimiento que acumulan, debemos escribirlo TODO. 

Como, por ejemplo, las formas en las que NO se debe enfrentar al Xeniam, analizadas tras incontables muertes. Es mortal cuerpo a cuerpo, ya que su arma, sea la forma que tenga, entra dentro del plano espiritual; es parte de su alma, luego cualquier armadura básica, biológica o mágica necesita tener refuerzos espirituales. Lo cual indica que cualquier Casta más baja de la Zaeta es inútil contra él, incluso la Casta Súcubo (De hecho, especialmente; esa maldición interminable que le echaron durante su estadía en nuestro  Plano lo hace inmune al resto de sus inútiles hechizos). Por otra parte, conjura ese repugnante Fuego Astral, que quema lo que para él es impuro y protege lo sacro. Una forma bonita de decir que a nosotros nos mata, a él no. Dado que sus ojos se mueven por medio espiritual, los disfraces habituales tampoco sirven. El punto a nuestro favor es su cuerpo débil y podrido; cualquier Daemon que lo golpee con fuerza, lo matará. El día en que pierda un combate, morirá. Claro que también hay que evitar bajo todo concepto luchar contra él cuando lleva su capucha puesta, ya que...

La sangre en la que el Escriba redactaba sus conocimientos termina aquí. La sed de almas es demasiado fuerte, a pesar de que es esa información la que amenaza con hacerlo explotar en una muerte agónica y dolorosa. ¿Placer, o muerte...? Los Escribas lo han decidido ya.

Las páginas que versan sobre el Segador son dispersas y caóticas; los Escribas jamás lo han visto en persona, y subestiman mucho su capacidad...

Pues no hay enemigo peor que del que nada se espera,
a pesar de que se le crea,
a aquellos que dicen que si su fuego no te quema, 
su odio es tan atroz que no hay mal al que tema.




lunes, 5 de noviembre de 2012

Juegos de Palabras (I)

Una mañana, una tarde, una noche estresada.
Todo un día, pocos frutos, vida desaprovechada.
Cansancio, agotamiento, estrés, dolor.
¿Cómo enfrentarse al infierno sin valor?

Caminar con las piernas atadas,
remar con los brazos cortados,
ver con la cara cegada, 
escuchar con los oídos tapados.

Una losa de mil kilos que te atrapa con indiferencia, 
una montaña que se derrumba con total impunidad.
No es de sorprender el arrebato de violencia.
¿Cómo aguantar la avalancha sin piedad?

Cierra los ojos, apaga tu alma.
Respira por la mente, cae en el mar.
Deja que el mundo se congele, caiga en calma.
Abre tu corazón, ahógate en paz.

domingo, 4 de noviembre de 2012

SdC - La Naturaleza de los Aurem (I)

¿Existen criaturas en este universo que podamos definir como seres absolutos? ¿Dioses? Su contrario ha existido desde antes del principio, pues tenemos a los Daemon. Algunos consideran que el otro lado lo conforman los Aurem, seres divinos, inmortales, capaces de obrar milagros, alzar a los muertos, y crear vida. No obstante... Ocultan algo.

Un Dios es un ser Supremo, del que nada se sabe, el cual es su propio origen y su propio final. Un Dios no ha de ser conocido, más que lo que este desee. Los Aurem no son ningún ser final. Tienen un pasado, tienen un origen... Solo que no lo han divulgado. Tras el suceso conocido como la Caída de los Daemons, los Aurem aparecieron en este universo, vacío de toda vida salvo la caótica presencia Daemon.

Los Aurem son seres individualistas, que raramente se alían. De hecho, el Primer Conflicto entre Aurem y Daemons hubiera acabado en la destrucción absoluta de estos últimos, de no ser porque los Aurem eran tan egoístas que no aceptaban combatir unidos. Su terquedad permitió a la recién reformada horda de los Daemons a evolucionar, a adoptar un patrón de Clases. Al principio, un solo Aurem era capaz de acabar con decenas de millones de Daemon básicos a la vez sin apenas inmutarse. Para cuando se dieron cuenta de la amenaza que se les venía encima, un Aurem no podía enfrentarse a mil Daemon de Clase Zaeta sin encontrarse en dificultades.

Finalmente los Aurem dejaron atrás sus rencillas (en mayor medida) y se organizaron en tres grupos claramente diferenciados. El primer grupo lo conformaba el Panteón, los líderes indiscutibles de los Aurem. El segundo grupo era la Fortaleza, erigidos justo encima del Abismo tras el Abismo, el portal eterno por el que los Aurem habían venido a este universo. Nadie sabe si vigilan con temor al exterior del portal... O a su interior. Finalmente, el tercer grupo eran el resto de Aurem, los Peregrinos, demasiado débiles a ojos del Panteón, o que carecían del interés de los miembros de la Fortaleza por la vigilia constante.

El Primer Conflicto se terminó cuando el Aurem Peregrino Chaos el Primigenio partió en dos el universo, arrasando a los Daemon y exiliándolos a una región diminuta en comparación a la restante, que quedó libre para que los Aurem dieran rienda suelta a sus deseos.

La mayoría de Peregrinos comenzó a crear mundos habitables, utilizando su don de la vida para crear una miríada de razas distintas. El patrón auremoide (o humanoide, como lo llamaron para ocultar el nombre verdadero) era el más común, como era natural, aunque algunos poseían ideas bastante... Creativas. El destino de estas razas bien podía ser el ser observadas durante su evolución como experimento, ser empujadas a la guerra con otra raza creada por un Aurem enemigo o simplemente erradicados sin más por los Aurem menos sensibles a sus propias creaciones. Naturalmente, existían unos pocos Aurem que verdaderamente sentían piedad por las razas inferiores que dominaban y gobernaban, pero su número y poder era tan reducido, que no era nada comparado con el Panteón. Billones de espíritus nacieron y murieron por obra y gracia de estos "Dioses", que convenientemente, ignoraron que el hechizo prohibido de Chaos no era perfecto, y que necesitaba una atención constante para que los Daemon jamás volvieran.

Naturalmente, los Daemon volvieron, más poderosos que nunca...


viernes, 31 de agosto de 2012

Balance... Ja.

Durante muchos años he combatido a los Daemon en todas sus formas. Grotescos, angelicales, minúsculos, gigantescos... No hay forma que no deje de sorprenderme, al fin y al cabo, por el extremo odio que las embriaga. Salvo las ramas más cercanas al origen de la raza, más puras, todas las demás se han abandonado al odio. Son, sin duda, el extremo completo de la maldad y el odio.

A veces, he contemplado mundos donde predican sobre estos extremos. Que así como existen los demonios, existen los ángeles, fuerzas del bien que combaten contra la oscuridad, generando así un Balance en los Planos de Existencia. Cada vez que lo escucho, me dan ganas de vomitar.

¿Balance? ¿Equilibrio? ¿Fuerzas del Bien? Nadie mejor que yo, eterno vigilante, para atestiguar la falsedad de dichas palabras. Existe un extremo, sin duda. Pero jamás tendrá un opuesto pero contrario. Sencillamente porque es demasiado hábil, demasiado inteligente, aún en su brutalidad y su locura. Aquellos que aparentan luchar por el bien, suelen ser agentes del caos, bien disfrazados. Nada mejor que el mismo bando enemigo, para suprimir las semillas que podrían prosperar...

Por ello, no existe el equilibrio. Todo ha estado sumido en el caos desde el Primer Conflicto, siempre ha vencido el mal. Mal... Difícil es nombrarlo así. Sencillamente, son aquellos que se oponen a nuestros deseos, aquello que prospera a nuestra costa. Parásitos, devoradores, corruptores... Depredadores de todo lo sano y fértil. Si, eso sería una descripción de lo que son ellos, desde nuestro punto de vista.

Pero no hay opuesto. No existe un ejército de seres celestiales, paragones de la luz y la bondad, que rechazan las llamas oscuras con una fría resolución. No hay Dios bondadoso, solo Aurems, que resultan casi peor que los propios Daemon. Dioses para las razas que crearon que juguetean con ellas, su juguete predilecto. No hay nada que divierta más a un Aurem que contemplar el avance de la raza que haya creado, ver cómo se destruye a sí misma, como muere, o como es destruida por otros. Juegos de niños en un alcance planetario. ¿Esos son los líderes del bien?

No existe el opuesto a la maldad. Solamente existe esta, y aquellos raros seres que ansían ver más allá, o que se oponen a esta de tal forma, que comienzan a ser un estorbo. Y cuando esto sucede, la corrupción se hace cargo. El mejor arma al servicio del caos, embelesa a los más débiles de carácter, y hacen que apuñalen a sus mejores amigos por la espalda. Oh, sin duda... Las voces que luchan contra el mal suelen ser acuchilladas en una noche sin luna.

¿Por qué lucho? ¿Por qué sigo adelante? A veces opino que lo hago sencillamente porque es lo que he hecho durante toda mi existencia. Otras, sencillamente, por egoísmo. Porque no deseo su victoria. Así son las criaturas de estos mundos, egoístas y tontas. Aquellos que tengan altas expectativas... Deberían plantearse el huir. Huir para siempre, pues el mal siempre acecha, siempre consume. No existe límite que no puedan traspasar, ya no, pues han caído todos aquellos que, por algún motivo, los contenían. Ya no hay escapatoria, ya no hay solución. Comienza el baño de sangre.

viernes, 17 de agosto de 2012

Cuando la Locura despierta.

Las tres figuras se contemplaban unas a otras, en aquel páramo desolado. Retazos de un metal plateado, cual piedras en un desierto, iluminaban la inmensidad que era aquel lugar. Una llama blanca se encontraba en el centro de las tres figuras, donde podían ver aquella figura que representaba su enemigo, preparado para aniquilarlos en un instante. Las tres figuras, las representaciones de un mismo cuerpo, ahora arrodillado frente a su mortal enemigo.

B - No podremos ganar. - La figura más alta hablaba lentamente, pero con absoluta claridad.
Z - Oh, gran aclaración, mi monstruoso y gigante compañero de fatigas... A, dependemos de ti. - La menor de las presencias hablaba con grandilocuencia e ironía, nunca dándose a entender de forma evidente.
A - Hemos gastado nuestras fuerzas. Nosotros no podemos seguir combatiendo. - La figura intermedia, la principal, no despegaba sus ojos de las llamas... Y temblaba.
B - Nunca hemos llegado a est-... A. He combatido junto a ti por muchos años, he sentido lo que tú sientes. Ira, lujuria, bondad, cólera... Pero esta sensación, no puedo comprenderla, es demasiado inmensa.
Z - Es miedo... ¿Cómo? ¿Por qué? No es la primera vez que enfrentamos al Aurem Oscuro... Aunque esta vez no tenemos escapatoria.
A - No... No es por él.
B - ¿Y entonces?
A - ... Es por lo que tendré que hacer. - Todo el páramo tembló por unos instantes, y la llama blanca se apagó, antes de que el estremecimiento comenzara a incrementarse, en fuerza y velocidad.
Z - Esto... ¿Qué es esto...?
B - A, ¡estás loco!
? - ¡NO! ¡TODOS AHORA ESTAMOS LOCOS! - Una risa atroz inundó el lugar conforme las grietas se hacían inmensas y una oscuridad acuosa rodeó y atrapó a las tres figuras, en el centro de la estancia que comenzaba a cambiarse, pasando del páramo al interior de un volcán muerto...

Fuera, en el campo de batalla, la conversión se hacía evidente. La lanza del Aurem Oscuro se bloqueó de repente, por una mano envuelta en oscuridad. La bella figura que antaño era A, apartó con una fuerza brutal al atroz enemigo, mientras la transformación se aceleraba. Chilló al cielo, mientras su boca se desencajaba y una marea negra surgió de esta, cubriendo el cuerpo de piel negra y haciéndolo retorcerse de dolor.
 La piel comenzó a desprenderse, al igual que la larga melena blanca. La marea negra comenzó a solidificarse, definiendo la nueva forma, algo más baja y enclenque... Que dejaba completamente a la vista los supuestos músculos y conductos circulatorios de la nueva criatura. Sus dedos se destrozaron, y unas cuchillas de 30 cms surgieron en donde debieran estar sus dedos, creando dos garras enormes. 
Los ojos de la bestia no eran más que unas manchas blanquecinas en el rostro ahora sin nariz, y la boca desencajada, desprovista de labios, lengua o dientes, era mortalmente afilada, lo que debían ser sus labios tenían forma de sierra. Los aullidos de dolor ahora solo eran la risa de un maníaco... Del maníaco que había decidido ser.

B - Qué... Qué es esto...
Z - Increíble. Por el Norte y la Madre... Siento cómo ha puesto todo tu cuerpo en sobrecarga. Ningún ser vivo debería resistir esta velocidad, nos está consumiendo pero a la vez... No.
A - Daemon Prima, Clase Cosechador. Portador de la Tierra Negra.
Z y B - ¡¿Qué!?

Entonces, la voz desgarradora del Cosechador atravesó el volcán muerto, haciendo temblar a las tres entidades a la vez.
C - ¡Destruir, destruirlo a todo y a todos! ¡Existo para esto! ¡Mataré por esto! ¡Moriré por esto!

La risa de la locura también se escuchaba en el exterior, mientras la nueva figura se deslizaba por el campo de batalla, dejando que sus garras cantaran con la muerte de todos por igual. Carne, sangre, hueso, alma... Todo lo consumía y era destruido, su boca devoraba, las garras troceaban... Y la risa jamás se detenía. Tal era el precio por la victoria... 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Vuelta a comenzar





Escúchalo... ¿Lo sientes? Es el viento del cambio. Si, sé que huele como siempre; podredumbre, contaminación, miedo. Pero esta vez, es distinto. Dejar de pensar, y siente. Escúchalo ahora... Así, si. Estás escuchando el clamor. No lo oyes claramente. ¿Sabes por qué? Porque te han enseñado a no escucharlo. Pero ahora, lo estás sintiendo. ¿Sientes ese fuego en tu sangre? ¿Ese ardor en tu pecho? Si, has hecho lo que no quieren que hagas. Te has infestado por el fuego de la esperanza. Y ahora, te temen.


Hace ya tantos años que los mismos imbéciles dominan el mundo, que nadie intenta hacer algo por ello. Obtuvieron su poder por la fuerza, cómo no. No eran listos, no eran sabios; sabían a quién tenían que espolear, a qué perros dominar y a qué cerebros envenenar con dinero y promesas de poder. Así, se alzaron sobre todos los demás, y parasitaron todo. Las ciudades cayeron, todos aquellos que se oponían iban siendo ejecutados y destruidos sin más. Eran emperadores de un mundo decadente y muerto.


Sin embargo, todavía temían. Pensaron que quizá, en alguna sombra que no habían mirado, bajo una falsa puerta que no habían encontrado, o empleando un código que ellos desconocían, se gestaba algo, una ofensa. A pesar de que fuera imposible tocarlos, su miedo paranoico prosperó. Entonces, decidieron poner al mismísimo dios de su parte... No a ninguno que conozcas; ellos destruyeron las religiones hace mucho tiempo. ¿Que de qué dios hablaban, entonces? Querían hacer uno.


¿Te sorprende? En este mundo, todo puede hacerse con dinero. Incluso la vida. Así que los señores del mundo decidieron crear un dios, un ser perfecto... Para ellos. No pensaban hacer un ser humano, que podría tener remordimientos, o sentir pena, o miedo, no. Debía ser una máquina de matar fiel, sumisa, pero indestructible. El arma definitiva, la muerte hecha en metal y carne sintética. Solo obedecería a los emperadores del mundo, y de ese modo, existiría un dios, si. Un dios de la muerte, que arrasaría con todo aquel que se opusiera, y sería tan poderoso y terrible, que nadie jamás podría vencerlo, que no habría arma capaz de amenazar el poder ya atesorado. Un dios, esa, era el arma final.


Pero ah, el destino juega muchas malas pasadas, ¿lo sabías? Al menos para ellos, esa vez, el destino no les sonrió. Quizá se cansó de que siempre les fuera bien, quizá, simplemente se aburría... Pero sucedieron dos errores fundamentales... El primero, que los encargados de la construcción de ese dios, eran muy inteligentes y sabios... Aún a riesgo de sus vidas, no harían una criatura como les habían pedido... Y nadie podía verlos; estaban tan bien aislados que eran dueños de sus acciones. El segundo error... Fue aún más inexplicable. ¿Cómo puede sustituirse un núcleo sintético de titanio-silicio por un meteoro extraterrestre que contenía retazos de una criatura tan terrible que alteró al proyecto de criatura por siempre? Nadie sabría decirlo...


Lo que sí podemos decir, es que eso pasó hace miles de años. Este mundo supo que existía lo que habíamos llamado magia, y comenzó a experimentar. Los emperadores fueron destruidos por otros, que tomaron sus mismas riendas, y el abuso continuó. 2200 años de abuso... Hasta que volvió a renacer la esperanza. La sientes en el pecho, vibra en tu cuerpo. Has tenido miedo toda tu vida... Y ahora no lo tienes. No somos más que escoria para su mundo de dominación total, no estamos dentro de sus planes. Por eso, cuando nos levantemos todos, y sigamos al portador del fuego, no podrán superarnos. Porque en su mundo ideal, los apestados no tienen poder... Y eso ya no es así.